4/1/13

Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón de no poder ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu, y palparás al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos, no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con una mujer y otro hombre dormirá con ella, construirás una casa y no la habitarás, plantarás una viña y no la disfrutarás. Tu buey será degollado ante tus ojos y no comerás de él, se llevarán tu asno en tu presencia y no te será devuelto, tus ovejas se las llevarán tus enemigos y nadie te socorrerá. Tus hijos y tus hijas serán entregados a un pueblo extranjero, tus ojos se consumirán mirando cada día hacia el lugar de su destierro, pero no habrá fuerza en tu mano y nada podrás hacer. Un pueblo, desconocido para ti, comerá las cosechas de tu tierra y el fruto de todas tus fatigas, mientras tú serás aplastado y quebrantado todos los días. A la vista de tales cosas, te volverás loco.
 (Deuteronomio, 28: 29-36).