A duras penas, ya en mi ultimo suspiro, abro los ojos,
escocidos y resecos por la sal del mar... diviso un barco... me han visto? han
conseguido encontrarme en esta ultima agonia, mi ultima y desesperada sacudida de
brazos? vienen a a buscarme a salvarme... y yo nado, pero una vez más, he
pensado, y vuelvo a perder la partida,: la corriente tira de mis pies y me
arrastra a niveles profundos. Ya veo las vetustas coronas de flores que
coronarán mi tumba, y yo, dormido, dentro de un féretro, pensando en ti... pero,
¿qué eres?
Solo soy un sendero, insensato e ignorante romántico, un
sendero como este que recorres ahora, hijo mío, en pos de la diversión y la
evasión, pero aunque te lo parezca, no soy un atajo, soy Juan, soy la noche
oscura de tu alma y vengo a recogerte.