EJERCICIOS RESPIRATORIOS BÁSICOS
[adelante, probemos y comprobemos]
[adelante, probemos y comprobemos]
Los diferentes ejercicios respiratorios proporcionan diferentes be¬neficios. Unos, por ejemplo, favorecen específicamente la asimilación y la circulación del oxígeno y el Qi, mientras que otros se concentran en la rápida expulsión de toxinas de los pulmones y la corriente san¬guínea, y otros son sedantes o estimulantes para el organismo. Me¬diante la práctica de una variedad de ejercicios distintos, el adepto ob¬tiene toda la gama de beneficios y aprende a utilizar cada uno de ellos para aplicaciones prácticas concretas.
Quienes no han practicado nunca la respiración abdominal pro¬funda deberían antes que nada familiarizarse con el diafragma por medio del siguiente ejercicio. Tiéndase de espaldas sobre una alfom¬bra, un césped o cualquier otra superficie plana y firme, pero no en un colchón. Relaje completamente el cuerpo, con las piernas estiradas y ligeramente separadas, los brazos a los lados y el cuello cómoda¬mente estirado. Apoye una palma sobre el abdomen, justo por debajo del ombligo, y coloque la otra sobre la caja torácica. Acto seguido, vacíe del todo los pulmones y comience a inhalar lentamente por la nariz, dirigiendo el aire hacia el fondo de los pulmones. A menos que tenga el diafragma y la pared abdominal completamente paralizados, notará que la parte inferior del abdomen se le va hinchando a medida que inhala.
Cuando el abdomen deje de dilatarse, siga inspirando y fí¬jese cómo se abre la caja torácica según va entrando el aire en la parte media de los pulmones. Retenga el aliento unos pocos segundos y co¬mience a exhalar por la nariz de forma lenta, larga y controlada. Esta vez notará que la caja torácica es lo primero que se cierra, seguida por la contracción del abdomen inferior. Ésta es la sensación correcta de la respiración abdominal profunda. A continuación, coloque una piedra lisa y redonda o un listín telefónico sobre el bajo abdomen y repita el ejercicio con los brazos estirados a ambos lados del cuerpo, haciendo subir y bajar el peso mediante las extensiones y contraccio¬nes de la pared abdominal. Practique estos dos ejercicios a diario du¬rante un par de semanas, hasta que haya comprendido bien cómo fun¬cionan el diafragma y la pared abdominal durante la respiración profunda, y luego comience con la práctica regular de los ejercicios que se explican a continuación:
EL FUELLE
Se trata de un ejercicio respiratorio clásico destinado a eliminar to¬xinas de los pulmones y de la corriente sanguínea, cosa especialmente importante en esta época de contaminación ambiental. Debería practi¬carse entre los ejercicios de larga vida, al principio de los ejercicios de respiración profunda y siempre que note estancadas la respiración y la circulación.
Postura: Postura del Caballo, o bien sentado.
Técnica: Apoye firmemente la lengua sobre el paladar y manténgala ahí durante todo el ejercicio.
Comience expulsando con fuerza todo el aire de los pulmones por medio de una vigorosa contracción de la pared abdominal. Puede exhalar por la nariz o por la boca: si el tiempo es frío y seco, hágalo por la nariz; si es caluroso y húmedo, re¬sulta preferible exhalar por la boca. Inmediatamente después de la ex¬pulsión del aire, deje que los pulmones vuelvan a llenarse natural¬mente a consecuencia del vacío creado en su interior y ejerza un pequeño esfuerzo adicional para llenarlos únicamente hasta la mitad, más o menos. Los pulmones no han de llenarse más allá de la mitad durante la práctica del Fuelle, y no se debe hacer ningún esfuerzo para inhalar. Concéntrese plenamente en las exhalaciones abdomina¬les que vacían por completo los pulmones.
En este ejercicio no se hace ninguna pausa ni retención del aliento.
Cuando los pulmones estén medio llenos, contraiga de inmediato la pared abdominal para la expulsión forzada de otra bocanada de aire. Luego deje que vuelva a entrar el aire y vaya repitiendo conti¬nuamente estos pasos al ritmo de unas 20 respiraciones por minuto. El sonido y la sensación deben ser los de un fuelle que aviva lenta¬mente las llamas de una hoguera con voluminosos golpes de aire.
Si durante la realización de este ejercicio experimenta la sensación de «quedarse sin aire» y necesita cobrar aliento, limítese a hacer una pausa e inhalar lenta y profundamente. Retenga el aire unos segun¬dos, exhale a fondo y continúe con el Fuelle.
Esta respiración puede practicarse durante dos o tres minutos en cualquier momento del día o de la noche, con el fin de expulsar toxi¬nas y rejuvenecer el sistema de energía, y debería incorporarla tam¬bién a su programa habitual. Puesto que el Fuelle deja la corriente sanguínea súper oxigenada, tras cada sesión de respiración de Fuelle es aconsejable restablecer la proporción normal de oxígeno / dióxido de carbono mediante unas cuantas inhalaciones profundas seguidas de breves retenciones.
Observaciones: Debido a las pronunciadas contracciones de la pared abdominal, en este ejercicio no se aplica el cerrojo abdominal, pero hay que mantener el ano y el cuello medio bloqueados.
Procure no hacer muecas. La tensión de los músculos faciales [?? incompleto]
cabeza.
Mantenga los hombros relajados y recurra únicamente a las contracciones abdominales para expeler el aire de los pulmones.
Beneficios: El Fuelle expulsa el aire residual viciado de los más pro¬fundos repliegues de los pulmones y limpia y despeja eficazmente todas las vías aéreas de la garganta y la cabeza. Como ayuda a expeler las toxinas de los alvéolos, constituye una excelente terapia para los fumadores y los habitantes de zonas urbanas. El aumento de los nive¬les de oxígeno durante la respiración en Fuelle revitaliza la sangre y los tejidos y estimula el metabolismo. Las dosis adicionales de oxígeno resultan muy calmantes para los circuitos «de acción» del sistema ner¬vioso simpático, al tiempo que estimulan, entre otras, las funciones di¬gestivas del sistema neumogástrico.
El Fuelle tonifica y fortalece el diafragma y los músculos abdomi¬nales, lo que redunda en una mejoría general del control respiratorio. Amplifica el poder impulsor del diafragma sobre la circulación arterial y venosa, con lo que asegura la circulación de la sangre hasta los más minúsculos capilares.
Las contracciones rítmicas de la pared abdominal aumentan la oxi¬genación de los tejidos abdominales, lo que contribuye a quemar el exceso de grasa abdominal. Asimismo, estas vigorosas contracciones proporcionan un masaje terapéutico a los órganos y glándulas inter¬nos.
El Fuelle refresca el cerebro al irrigarlo con sangre rica en oxí¬geno. Las vigorosas exhalaciones envían una serie de poderosas olea¬das por todo el sistema circulatorio, que se desplazan por las arterias carótidas hasta el cerebro, donde hacen que éste se dilate y se con¬traiga rítmicamente, ejerciendo así un masaje cerebral sumamente be¬neficioso que ayuda a distribuir equilibradamente el líquido cefalorra¬quídeo por todos los tejidos cerebrales. A pesar de ello, este ejercicio no ofrece ningún riesgo en absoluto para el cerebro, pues la presión de la sangre permanece constante. Lo único que aumenta es el ritmo y el volumen de la circulación sanguínea.
Compruebe usted mismo la lucidez que se experimenta tras la práctica del Fuelle. Pruébelo cuando se encuentre físicamente ex¬hausto, mentalmente confuso o emocionalmente alterado. Le sorpren¬derá descubrir lo rápidamente que restaura el equilibrio e incrementa los niveles de energía.