24/6/11
cruz somática de papel
Algo debió pasar que celebró con satisfacción el magnífico crisol de caracteres, asumiendo su posición, tantas veces rechazada. Imaginaba a cuántos les pasaría en aquel momento, seguramente casi todos ellos con un aspecto en común: turbios asuntos de enaguas. Creyendo vivir con ademanes parecidos a pensamientos que les cortaban de algún modo el paso fluído de la sangre al cerebro. Y no lo hizo con ningún gesto en particular. Sólo lo pensó o se dio cuenta de ello. Automáticamente, como si hubiera bebido zumo de zombi, se puso tieso y sonrió al notar el estremecimiento por toda su espalda. Decidió que a partir de aquel momento comería más fruta fresca y dejaría de arrancarse la piel bajo las uñas. La decadencia, siempre la había malinterpretado. Suavemente se acomoda poco a poco y se desliza sin darnos cuenta hasta su trono, en forma de añoranza primero, de desdén después, hasta hacernos olvidar el momento mismo de nuestro apogeo verdaderamente auténtico.