25/6/11

La cena

- Pazzguato’s Restaurant, ¿dígame?

- Hola buenas tardes. Quería hacer un pedido.

- Sí, dígame.

- Me gustaría… no, espere: no me gustaría.

- ¿Perdone?

- Decía que quiero hacer un pedido. Una grande barbacoa con ternera y cebolla.

- De acuerdo, una pizza barbacoa familiar con ternera y cebolla.

- ¡No vuelva hacer eso!

- ¿A hacer qué?

- Ha mencionado la palabra. No vuelva a hacerlo.

- Pero, ¿qué palabra?

- La madre que… pues esa que empieza por P.

- ¿Se refiere a “pizza”? Oiga, yo no…

- ¡Que no la diga, carajo!

- Sí… perdone. ¿Ha dicho con ternera y cebolla, verdad?

- Sí, eso mismo. Con cebolla: C-E-B-O-L-L-A.

- Jeje, sí… vale.

- ¡Y ternera! T-E-R-N-E… sí, E. R-A.

- Aunque me ayude el deletreo, debo preguntarle… ¿está usted de broma verdad?

- ¿Cómo dice? Oiga, si no me atiende el pedido mejor llamo a otro sitio. Tengo a otro restaurante por la otra línea y le aseguro que eligiré el postor más bajo.

- No, no… está bien. Una barbacoa familiar con ternera y cebolla, tomo nota.

- Sí, y oiga, añádale también champiñones.

- De acuerdo: una pizza barbacoa familiar con ternera, cebolla y champiñones.

- ¡Mierda! ¡Joder! Que no diga la palabra, ¡coño!

- Pero si yo …¿cómo quiere que no la diga si es precisamente lo que está pidiendo?

- Haga un esfuerzo.

- Ehm… como decía, una barbacoa familiar con ternera, cebolla y champiñones.

- Y extra de queso, gracias.

- Una barbacoa familiar con ternera, cebolla, champiñones y extra de queso.

- Vale, y por favor, póngale también unos daditos de piña.

- ¡Basta ya! ¿Por qué no me dice todos los ingredientes de una vez y acabamos?

- Oiga, si no me los repite usted, cómo voy a añadir otro nuevo? Use el sentido común, hombre.

- Esto no tiene ni pies ni cabeza.

- No se me queje, por favor. En verdad le digo que su servicio de pedidos por teléfono es interminable. Dígame, ¿todos sus productos están en venta, o también los ofrecen de alquiler?

- ¿De alquiler? Oiga, se está usted poniendo cansino. ¿Cómo demonios se puede alquilar una pizza?

- ¡Se puede, o debería poderse! ¿Quiere sacarme usted de mis casillas? ¡La palabra! ¡¡La palabra!!

- ¡Estoy perdiendo la paciencia! Los 16 euros que cuesta su pedido no merecen esto. Dígame su dirección y acabemos ya.

- Sí, es Urbanización Faemino: c/ Hilario Cortés nº 14, bloque 32, escalera C, piso 12, pasillo B izquierda, apartamento 83, último domitorio al fondo.

- ¿Es que quiere que le llevemos la pi… el pedido a su propio dormitorio? Realmente está usted trastornado, oiga.

- No sólo casi dice la palabra, ¡sino que además me insulta! ¿Piensa usted las cosas alguna vez antes de hablar? ¿No se le ha ocurrido que puedo dejar la puerta del piso abierta para que el repartidor entre? Si me dice que al muchacho le va a molestar andar 7 metros más, le cuelgo aquí mismo.

- Ya veremos… usted esté atento a la puerta y no se acomode demasiado.

- Eso está por verse. ¿Le importa si seguimos con el pedido? Usted ya lo ha valorado en 16 euros y ni siquiera he acabado.

- La madre… ¿qué quiere ahora?

- Quiero un servicio extra, por favor. ¿Conocen la técnica de la “manotada al panini”?

- Pues no, mire. ¿En qué consiste?

- Muy sencillo. Usted le dice al cocinero que haga la masa. Una vez hecha, la pone en el plato y de un golpe seco le da a la masa tremenda bofetada con la mano abierta, ¡placa! Si sale bien, deberá quedar la forma de la mano en el centro: después, rellena la huella con salsa de tomate.

- ¿Me quiere explicar por qué iba alquien a querer eso? Me parece absurdo.

- ¡Qué sabrá usted! La diferencia es grande, la forma cuenta. ¿Acaso es lo mismo una baguette que un bollo? ¿Acaso es lo mismo un churrusco que un mollete?

- Pues ahora que lo dice, no…

- Pues hágame el favor entonces. La quiero con ese matiz mórfico especial. Si no me la encuentro así, no sólo no daré propina sino que choricearé al repartidor.

- Me parece justo, pero le tendré que cobrar 0,70 € más por la técnica de la “manotada al panini”.

- Me parece bien. Otra cosa: he visto que regalan un vinilo de Mocedades con cada pedido. Que no se le olvide, por favor.

- ¿Un vinilo? Oiga, nosotros no regalamos ni cucharas de plástico. ¿De dónde se saca usted eso?

- Lo saco del panfleto de su restaurante, ¿de dónde si no?

- Le aseguro que no tenemos una promoción así.

- ¿Y qué es esto que pone en el panfleto, fe de erratas? Me estoy empezando a cansar de tanto abuso. Si no regalan un vinilo, esta será la última vez que les llamo.

- Le aseguro que somos justos, y yo diría que lo del vinilo se lo está inventando.

- ¿Justos ustedes? A ver, dígame: ¿a cuántos delfines han tenido que matar para hacer mi pedido? No, no me lo diga… no quiero saberlo.

- … por favor, acabemos de una vez: una barcacoa con ternera, cebolla, champiñones, extra de queso y daditos de piña a la c/ Hilario Cortés nº 14, bloque 32, escalera C, piso 12, pasillo B izquierda, apartamento 83.

- Y último dormitorio al fondo.

- Sí, eso, vale.

- Una última pregunta: cuando traigan el pedido, ¿me puedo quedar el embalaje de cartón que trae? Ya sabe: el envoltorio en sí mismo.

- Ahora sí que está bromeando. ¿Para qué íbamos nosotros a querer un cartón inservible, sucio e impregnado de queso y aceite?

- ¿Se refiere a la cara de cartón de los currantes que trabajan en cocina?

- Me refiero al envoltorio, ¡coño!

- Ah, perfecto. ¡Excelente! ¿Por qué no me lo ha dicho antes? De habérmelo dicho, lo del vinilo me habría dado igual.

- Vale… en menos de 50 minutos llegará su pedido.

- Muchas gracias. Por favor, dígale al moto-pizza que lleve silenciador en el tubo de escape, para no despertar al pitbull de raza que anda suelto abajo en el jardín. Le pirra la comida basura, y viendo lo barato que me va a salir el pedido estoy seguro de que es precisamente eso, una basura. Repito, cuidado con el perro; dudo que sepa distinguir dónde se acaba la comida y empieza el motero.

- Se lo diré, desde luego... eh, oiga, acaba usted de decir la palabra.

- ¿Qué palabra, la que empieza por P?

- Esa misma, sí...

- No es verdad.

- Le digo yo que sí.

- Y yo le digo que no. He dicho Moto-pizza. ¿Desde cuándo la M y la P son la misma letra?

- 50 minutos. Buenas tardes.