antes de estar muertas
30/10/11
Muerte
antes de estar muertas
Los nazis y la picaresca española
En 1935 existía una organización en Alemania, llamada Ahnenerbe, que tenía como objetivo el estudio de temas raciales con una orientación clara hacia donde ustedes ya supondrán. Este instituto envió al norte de Jaén a unos tipos, no me atrevo a llamarlos investigadores, con el fin de descubrir la conexión entre los alemanes más alemanes y los nativos de esta zona, a raíz de unos colonos que se instalaron por allí en tiempos de Carlos III.
Para llevar a cabo la investigación debían hacer algunas pruebas comprobatorias. En concreto, era necesario medir y estudiar el cráneo de los paisanos para localizar el enlace ancestral. Los jienenses, por amor al arte no se iban a poner a disposición de los foráneos, por lo que a estos no les quedó más remedio que usar una razón más sólida y universal: el dinero. Cada paisano dispuesto al estudio cobraría 5 pesetas de la época.
Tardó un momento en correr por toda la zona la noticia de que unos extranjeros pagaban por medirte la cabeza. Y allá que fueron no pocos nativos a dejarse estudiar. Pero claro, vista la oportunidad y con el acicate a la inteligencia que da el dinero fácil, comenzaron a aparecer hermanos gemelos y hasta trillizos, que permitían cobrar por el estudio dos y hasta tres veces, usando una sola cabeza.
Pero pensarán ustedes, no puede ser que los nazis fueran tan zoquetes como para no hacer alguna comprobación de identidad. Y tienen razón. Pedían la partida de bautismo para identificar las personas y además para comprobar que eran de aquella zona, cuestión que de otro modo les invalidaba para el estudio. Pero el español, a la hora de coger dinero fácil es hábil y generoso. Y esa habilidad le llevó a encontrar una solución al problema y esa generosidad le llevó a compartir sus ganancias con algún sacristán dispuesto a hacer partidas de bautismo duplicadas y hasta triplicadas, cambiando el nombre del bautizado. No tengo que decirle la validez del estudio.
Les prometía al comienzo de la entrada que lo más sorprendente de todo esto vendría al final y ahí voy. No sé si a ustedes les parecerá tan sorprendente como a mí que unos tipos supuestamente científicos y listos, estudiantes de personas y razas, no fueran lo suficientemente listo como para saber que la picaresca del español está siempre alerta. ¿No les llamaría la atención el número de mellizos de la zona? ¿No sospecharían sobre la sonrisa de los paisanos cuando entraban en su despacho para ser estudiados y en la aún más grande sonrisa cuando salían o cuando se los cruzaban por la calle?
http://curistoria.blogspot.com
29/10/11
27/10/11
el cura de Villatortas del Jilguero
- Padre, dígame, he llegado hasta aquí sólo para hacerle esta pregunta, no podía soportar más no tener respuesta...
- Dime, hijo.
- Padre, el cordero de Dios, ¿existe hoy? ¿Sabe el cordero que es un cordero?
- Claro, lo tomamos cada día en misa junto con la sangre del Señor Jesucristo el cáliz de la salvación mediante.
- La sangre se la toma usted sólo, pero bueno... El cordero...
- El cordero no sabe que es un cordero, no es consciente de lo que es.
- ¿Pero no es eso injusto?
- Hijo mío, injusto sería que lo supiera... Si fuera consciente de lo que es... rompería a llorar y entraría en una pena mortal que ni el mismo Dios podría evitar.
- ¿Por qué padre? ¿Por qué?
- Porque nadie en su juicio se ofrecería voluntario para expiar los pecados del mundo, hijo, el sacrificio es un ethos de Pasión. El cordero nunca sabe que es objeto de sacrificio, ni aún cuando nota que su vida y su sangre se derraman ya por la acción de la hoja afilada.
24/10/11
Tener que creer
Llegué al Zócalo y noté que la Catedral parecía haber aumentado su inclinación desde la última vez que la vi. Me adentré unas cuantos metros en los enormes recintos. Una idea cínica atravesó mi mente. Después me dirigí al mercado de la Lagunilla. Carecía de propósito definido. Caminé al azar, pero a buen paso, sin mirar nada en particular. Fui a dar a los puestos de monedas antiguas y libros de segunda mano.
-¡Vaya, vaya! ¡Miren quién está aquí! -dijo alguien, tocando levemente mi hombro.
La voz y el contacto me hicieron saltar. Rápidamente giré hacia la derecha. La sorpresa me hizo abrir la boca.
La persona que me hablaba era don Juan.
-¡Don Juan! -exclamé, y un escalofrío sacudió mi cuerpo de la cabeza a los pies-. ¿Qué hace usted aquí?
-¿Tú qué haces aquí? -replicó como un eco.
Le dije que me había detenido unos días en la ciudad antes de adentrarme a buscarlo en las montañas de México central.
-Bueno, digamos entonces que yo bajé de las montañas para encontrarte -dijo, sonriente.
Me palmeó el hombro repetidas veces. Parecía contento de verme. Puso las manos en las caderas, infló el pecho y preguntó si me agradaba su apariencia. Sólo entonces advertí que don Juan vestía de traje. El impacto de tal incongruencia me golpeó de lleno. Quedé atónito.
-¿Te gusta mi tacuche? -preguntó, regocijado-. Hoy ando de traje -añadió como si tuviera que explicar, y luego, señalando mi boca abierta-: ¡Ciérrala! ¡Ciérrala!
Reí, distraído. Él notó mi confusión. Sacudiéndose de risa, dio la vuelta para que yo pudiera verlo desde todos los ángulos. Su atuendo era increíble. Vestía un traje café claro con rayas delgadas, zapatos café, camisa blanca. ¡Y corbata! Y eso me hizo preguntarme: ¿llevaría calcetines, o se habría puesto los zapatos "a raíz"?
A mi desconcierto se sumaba la sensación enloquecedora de que, cuando don Juan me tocó el hombro y volví la cara, lo vi con su pantalón y su camisa de caqui, con sus huaraches y su sombrero de paja, y luego, cuando llamó mi atención sobre su atuendo y lo enfoqué en detalle, la unidad completa de su atavío se fijó, como si yo la creara con mi pensamiento. La boca parecía ser la parte de mi cuerpo más afectada por el asombro. Se abría involuntariamente. Don Juan me tocó levemente la barbilla, como ayudándome a cerrarla.
-De veras te está creciendo la papada -dijo, y rió en explosiones cortas.
Tomé nota, entonces, de que no llevaba sombrero; su cabello blanco y corto estaba peinado de raya. Se veía como un viejo caballero mexicano, un habitante urbano impecablemente vestido. Le dije que Hallarlo allí me tenía tan estremecido que necesitaba sentarme. Se mostró muy comprensivo y sugirió ir a un parque cercano.
Anduvimos unas calles en completo silencio y llegamos a la Plaza Garibaldi, un sitio donde los mariachis ofrecen sus servicios: especie de centro de empleo para músicos.
Don Juan y yo nos mezclamos con veintenas de espectadores y turistas y circunvalamos el parque. Tras un rato se detuvo, se reclinó en una pared y alzó levemente sus pantalones, en las rodillas; llevaba calcetines café claro. Le pedí decirme el significado de su misteriosa atavío. Su vaga réplica fue que, sencillamente, debía andar de traje -ese día por razones que se me aclararían después. El hallar trajeado a don Juan había sido tan extraño que mi agitación resultaba casi incontrolable. Yo llevaba
varios meses sin verlo y más que nada en el mundo quería hablar con él, pero de algún modo la escena no encajaba y mi atención se perdía en vericuetos. Notando, sin duda, mi ansiedad, don Juan sugirió quefuéramos a la Alameda, un parque más calmado, a algunas cuadras de distancia.
No había demasiada gente en el parque, ni tuvimos dificultad para hallar una banca vacía. Tomamos asiento. Mi nerviosismo había cedido el paso a un sentimiento de incomodidad. No me atrevía a mirar a don Juan. Hubo una larga pausa enervante; aún sin verlo, dije que finalmente la voz interna me había lanzado en busca
suya, que los tremendos sucesos presenciados en su casa habían afectado muy hondamente mi vida, y que me era necesario hablar de ellos.
Hizo un ademán de impaciencia y dijo que su política era no ocuparse nunca de sucesos pasados.
-Lo importante es que has seguido mi consejo -dijo-. Has tomado tu mundo cotidiano como un desafío, y la prueba de que has reunido suficiente poder personal es el hecho indiscutible de que me has encontrado sin ninguna dificultad, en el sitio exacto en que debías.
-Dudo mucho poder aceptar crédito por eso -dije.
-Yo te estaba esperando y llegaste -dijo-. Eso es lo único que sé; eso es lo único que a cualquier guerrero le importaría saber.
-¿Qué va a pasar ahora que lo he encontrado? -pregunté.
-Por principio de cuentas -dijo-, no vamos a discutir los dilemas de tu razón; esas experiencias pertenecen a otro tiempo y a otro ánimo. Son, hablando con propiedad, meros escalones de una escalera sin fin; darles importancia significaría quitársela a lo que está ocurriendo ahora. Un guerrero no puede de ningún modo permitirse eso.
Tuve un deseo casi invencible de quejarme. No era que resintiese nada que me hubiera ocurrido, pero anhelaba solaz y simpatía. Don Juan parecía estar al tanto de mi estado y habló como si yo hubiese dado voz a mis pensamientos.
-Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento -dijo-. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.
Su tono era seco y severo; su sonrisa, cálida y apaciguadora.
-Ahora que estás aquí, lo que haremos será esperar una señal -dijo.
-¿Qué clase de señal? -pregunté.
-Necesitamos averiguar si tu poder puede valerse por sí solo -dijo-. La última vez se apagó en forma miserable; esta vez las circunstancias de tu vida personal parecen haberte dado, al menos en la superficie, todo lo necesario para tratar con la explicación de los brujos.
-¿Hay alguna probabilidad de que usted me hable de ella? -pregunté.
-Depende de tu poder personal -dijo-. Como pasa siempre en el hacer y el no-hacer de los guerreros, el poder personal es lo único que importa. Hasta ahora, yo diría que vas muy bien.
Tras un momento de silencio, como si quisiera cambiar de tema, se puso en pie y señaló su traje.
-Me puse mi traje para ti -dijo en tono misterioso-. Este traje es mi desafío. ¡Mira qué bien me queda! ¡Qué fácil! ¿Eh? ¡Como si no fuera nada!
En verdad, don Juan se veía extraordinariamente bien de traje. Todo lo que se me ocurría como rasero de comparación era el aspecto que mi abuelo solía tener en su pesado traje de franela inglesa. Siempre me daba la impresión de que se sentía desnaturalizado, fuera de lugar en un traje. Don Juan, al contrario, estaba a sus anchas.
-¿Piensas que es fácil para mí verme natural de traje? -preguntó don Juan.
No supe qué decir. Sin embargo, concluí para mis adentros que, a juzgar por su apariencia y su porte, era para él lo más fácil del mundo.
-Andar de traje es un desafío para mí -dijo-. Un desafío tan difícil como andar de huaraches y poncho sería para ti. Pero tú nunca has tenido la necesidad de tomar eso como desafío. Mi caso es diferente; soy indio.
Nos miramos. Alzó las cejas en muda interrogación, como pidiéndome comentarios.
-La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío -prosiguió-, mientras un hombre ordinario toma todo como bendición o maldición. El hecho de que estés hoy aquí indica que has inclinado la balanza en favor del camino del guerrero. Su mirada fija me ponía nervioso. Traté de levantarme y caminar, pero me hizo volver a mi sitio.
-Vas a estarte aquí sentado y tranquilo hasta que acabemos -dijo, imperioso-. Estamos esperando una señal; no podemos proceder sin ella, porque no basta que me hayas encontrado, como no bastó que encontraras a Genaro aquel día en el desierto. Tu poder debe acorralarse y dar una indicación.
-No puedo figurarme lo que usted quiere -dije.
-Vi algo rondando por este parque -dijo.
-¿Era el aliado? -pregunté.
-No. No lo era. Conque debemos sentamos aquí y averiguar qué clase de señal está acorralando tu poder.
Luego me pidió razón detallada de cómo había yo llevado a cabo las recomendaciones que don Genaro y él mismo hicieron acerca de mi mundo cotidiano y mis relaciones con la gente. Me sentí un poco apenado. Don Juan me tranquilizó con el argumento de que mis asuntos personales no eran privados, pues incluían una tarea
de brujería que él y don Genaro estaban cultivando en mí. Observé, en broma, que mi vida se había arruinado a causa de esa tarea, e hice recuento de las dificultades para mantener mi mundo de día con día.
Hablé largo rato. Don Juan rió de mi relato hasta derramar lágrimas en abundancia. Se palmeaba repetidas veces los muslos; ese gesto, que yo le había visto cientos de veces, estaba definitivamente fuera de lugar cuando se hacia sobre los pantalones de un traje. Me llené de una aprensión que me vi compelido a expresar.
-Su traje me asusta más que todo lo que usted me ha hecho -dije.
-Ya te acostumbrarás -repuso-. Un guerrero debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo de la razón o el mundo de la voluntad.
"El aspecto más peligroso de esa variación surge cada vez que el guerrero descubre que el mundo no es ni lo uno ni lo otro. A mí me dijeron que el único modo de salir a flote en medio de esas variaciones era proseguir con nuestras acciones como si uno creyera. En otras palabras, el secreto de un guerrero es que él cree sin creer. Pero, por lo visto, un guerrero no puede nada más decir que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de examinar su situación. Cuan do un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge, como expresión de su predilección más íntima.. Un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer."
Se me quedó mirando unos segundos mientras yo escribía en mi cuaderno. Permanecí callado. No podía decir que comprendía la diferencia, pero tampoco quería discutir ni hacer preguntas. Quise pensar en lo que don Juan había dicho, pero mi mente se dispersó al mirar en torno. En la calle, a nuestras espaldas, había una larga fila de automóviles y autobuses, tocando sus bocinas. En el extremo del parque, a unos veinte metros de distancia, directamente en la línea de la banca donde estábamos sentados, un grupo de unas siete personas, incluyendo tres policías de uniforme gris claro, estaba congregado junto a un hombre que yacía inmóvil en el pasto. Parecía estar borracho, o acaso seriamente enfermo.
Miré a don Juan. También él había estado observando al hombre.
Le dije que, por algún motivo, me resultaba imposible esclarecer por mí mismo lo que acababa de decirme.
-Ya no quiero hacer preguntas -dije-. Pero sino le pido explicaciones, me quedo sin entender. No hacer preguntas es muy anormal para mí.
-Por favor, sé normal, con toda confianza -repuso con seriedad fingida.
Dije no comprender la diferencia entre creer y tener que creer. Para mí, ambas cosas eran la misma. Discernir entre las dos formulaciones era bizantinismo.
-¿Recuerdas la historia que una vez me contaste de tu amiga y los gatos? -preguntó don Juan con tono casual.
Alzó lo ojos al cielo y se reclinó en la banca, estirando las piernas. Unió las manos detrás de la cabeza y contrajo los músculos de todo el cuerpo. Como siempre ocurre, sus huesos produjeron un fuerte crujido. Se refería a la historia de una amiga mía que halló dos gatitos, casi muertos, dentro de una secadora de lavandería automática. Los revivió y, con excelente nutrición y cuidado, hizo de ellos dos gatos gigantescos,
uno negro y otro rojizo. Dos años después, vendió su casa. Como no podía llevar a los gatos consigo, ni les encontraba otro hogar, sólo le quedó llevarlos a un hospital de animales para que dispusieran de ellos. Yo la acompañé. Los gatos nunca habían estado en un coche; ella trataba de calmarlos. La arañaron y la mordieron, sobre todo el gato rojizo, al que llamaba Max. Cuando finalmente llegamos al hospital, ella se llevó primero al gato negro; con él entre los brazos, y sin pronunciar palabra, bajó del coche. El gato jugaba con ella: la tocaba suavemente con la pata mientras ella abría, empujándola, la puerta de cristal de la clínica. Miré a Max; estaba sentado en la parte trasera. El movimiento de mi cabeza debe haberlo asustado, pues se escurrió bajo el asiento del conductor. Deslicé el asiento hacia atrás. No quería meter la mano debajo por miedo de que el gato me mordiera o rasguñara. Max yacía en una concavidad en el piso del coche. Parecía muy agitado; su aliento se aceleraba. Me miró; nuestros ojos se encontraron y una sensación avasalladora me poseyó. Algo se hizo cargo de mi cuerpo: una forma de aprensión, desesperanza, o acaso vergüenza por ser parte de lo que ocurría.
Sentí la necesidad de explicar a Max que la decisión era de mi amiga, y que yo sólo la ayudaba. El gato seguía mirándome, como si entendiera mis palabras.
Miré por ver si ella venía. La vi a través de la puerta de cristal. Hablaba con la recepcionista. Mi cuerpo sintió una extraña sacudida, y automáticamente abrí la puerta del coche.
-¡Corre, Max, corre! -dije al gato.
Bajó de un salto; cruzó velozmente la calle con el cuerpo cerca de tierra, como un verdadero felino. El otro lado de la calle estaba vacío; no había coches estacionados y pude ver a Max correr a lo largo de la cloaca. Llegó a la esquina de un gran bulevar y descendió por la compuerta de desagüe.
Mi amiga regresó. Le dije que Max se había ido. Ella subió al auto y nos fuimos sin decir palabra. A lo largo de los meses, el incidente se convirtió en un símbolo para mí. Imaginé, o acaso vi, un raro destello en los ojos de Max cuando me miró al saltar del coche. Y creí que por un instante ese animal doméstico, castrado, gordo e inútil, se hizo gato.
Expresé a don Juan mi convicción de que, cuando Max corría calle abajo y se sumergía en el drenaje, su "espíritu de gato" era impecable, y quizás en, ningún otro momento de su vida fue tan evidente su "gatunidad".
El incidente me dejó una impresión imborrable. Conté la historia a todos mis amigos; tras repetirla una y otra vez, mi identificación con el gato llegó a ser muy placentera.
Me pensaba yo mismo como Max: dejado, domesticado en muchos sentidos, pero no podía pasar por alto, sin embargo, que siempre había la posibilidad de un momento en que el espíritu del hombre se posesionara de todo mi ser, igual que el espíritu "gatuno" llenó el cuerpo hinchado e inútil de Max.
A don Juan le había gustado la historia; hizo algunos comentarios casuales acerca de ella. Dijo que no era tan difícil dejar que el espíritu del hombre fluyera a tomar las riendas; sostener el paso, sin embargo, era algo que sólo un guerrero podía hacer.
-¿Qué pasa con la historia de los gatos? -pregunté. -Me dijiste que crees estar corriendo el riesgo, como Max -dijo él.
-Así creo.
-Lo que he estado queriendo decirte es que, como guerrero, no puedes nada más creer eso y dejar las cosas así. Con Max, tener que creer significa que aceptas el hecho de que su fuga pudo ser un arranque inútil. A lo mejor se metió por el desagüe y se murió en el acto. A lo mejor se ahogó, o se murió de hambre, o se lo comieron las ratas. Un guerrero toma en consideración todas esas posibilidades y luego elige creer de acuerdo
con su predilección intima.
"Como guerrero, tienes que creer que a Max le salió todo bien; que no sólo escapó, sino que mantuvo su poder. Tienes que creerlo. Digamos que sin esa creencia no tienes nada."
La diferencia se hizo muy clara. Pensé que yo, en realidad, había elegido creer en la supervivencia de Max, sabiendo que tenía en su contra toda una vida regalada y llena de engreimientos.
-Creer es lo de menos -siguió don Juan-. Tener que creer es otra cosa. En este caso, por ejemplo, el poder te dio una lección espléndida, pero elegiste usarla sólo en parte. Sin embargo, si tienes que creer, debes usar todo el suceso.
-Ya me voy dando cuenta a qué se refiere usted -dije.
Mi mente se hallaba en un estado de lucidez, y parecía aprehender los conceptos sin el menor esfuerzo.
-Temo que todavía no entiendes -dijo don Juan, casi en un susurro.
Me miró con fijeza. Sostuve su mirada un momento.
-¿Y el otro gato? -preguntó.
-¿Uh? ¿El otro gato? -repetí involuntariamente.
Lo había olvidado. Mi símbolo había girado en torno a Max. El otro gato no tenía importancia para mí.
-¡Por supuesto que la tiene! -exclamó don Juan cuando di voz a mis pensamientos-. Tener que creer significa que también tienes que tomar en cuenta al otro gato. Al que jugaba y lamía las manos que lo llevaban a su fin. Ese fue el gato que marchó confiado hacia su muerte, repleto de sus juicios de gato.
"Tú piensas que eres como Max; por eso te olvidas del otro gato. Ni siquiera sabes su nombre. Tener que creer significa que debes tomar todo en consideración, y antes de decidir que eres como Max debes considerar que a lo mejor eres como el otro gato; en vez de luchar por tu vida y correr el riesgo, a lo mejor te vas feliz a tu muerte, repleto de tus juicios."
Carlos Castaneda, Relatos de poder
23/10/11
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Federico García Lorca
22/10/11
la chambre d`amis
Une table basse en chêne, une TV, peu de chaînes
Une vue un peu moyenne, un canapé-lit crème
Une pile de magazines, des trophées en vitrine
Un flacon d'eau sauvage et des doubles vitrages
Les rideaux mi-clos, quelques plantes, 2 heures 30
Dans La Chambre D'amis, pour la première nuit
Dans la chambre d'amants, tu dors seule à présent
Dans La Chambre D'amis, je regarde la pluie
Les étoiles ambulantes et m'endors sur le ventre
Une étagère qui penche, une fusée rouge et blanche
Quelques piles de linge, de la monnaie de singe
Deux vieux clichés jaunis, des films interdits
Aux moins de 18 ans et des dessins d'enfants
Les rideaux mi-clos, immobiles, 3 heures pile
Dans La Chambre D'amis, je suis cet ennemi
Qui dort au purgatoire, à gauche du couloir
Dans La Chambre D'amis, de thèse en théorie
Je sais que j'ai tout faux, je m'endors sur le dos
Dans La Chambre D'amis, je recevrai des filles
Partenaires de dépit, de beaux oiseaux de nuit
Dans la chambre d'amants, j'irai de temps en temps
Mais le matin qui suit, jeté du paradis
Je reprendrai mes billes, ma montre Bulgari
Et reviendrai ici, dans La Chambre D'amis
20/10/11
vestido de prada
18/10/11
Centinelas del sistema inmunitario
Afortunadamente, en el tiempo muerto que nuestro cuerpo precisa para organizar la defensa específica contra el invasor, la inmunidad innata nos protege como fuerza de intervención inmediata que reconoce patógenos o células cancerosas, sin la exquisitez o la memoria de la respuesta adquirida, pero de modo rápido y eficaz, sea o no reincidente el patógeno.
Los ojos de esa inmunidad innata son unas proteínas llamadas receptores Toll (TLR, o receptores de peaje), presentes en la superficie de los glóbulos blancos. Desde ahí detectan los elementos nocivos y transmiten la alarma al interior del leucocito para que este alerte a otras células, o directamente actúe sobre la amenaza. Los humanos disponemos de 10 tipos de TLR especializadas en bacterias, hongos, virus, etcétera. En nuestro símil serían centinelas capaces de detectar, sin reparar en el aspecto individual del sospechoso, su pertenencia a una organización criminal (los patrones de patogenicidad descritos por Charles Janeway, pionero en el estudio de la inmunidad innata, fallecido en 2003). El premiado Bruce Beutler ha investigado en especial el reconocimiento, por parte del centinela TLR4, del componente principal de la membrana de las bacterias Gram-negativas, causantes del choque séptico. Otros TLRs reconocen componentes de las bacterias-Gram positivas o de los virus.
Los insectos, sin inmunidad adquirida y con TLRs muy similares a los humanos, son un modelo rápido y sencillo para estudiar la inmunidad innata, y le han valido a Jules Hoffmann su premio Nobel. En los pasos de Hans Boman (fallecido en 2008), Hoffman identificó diversos péptidos (proteínas de talla pequeña) capaces de perforar la membrana de los patógenos. Estos péptidos pueden también obtenerse artificialmente por síntesis química y así estudiar a fondo su vía de actuación. En los humanos, constituyen la primera barrera química contra la infección, y su carencia se ha asociado a la enfermedad de Crohn, o su exceso a la psoriasis. Hace poco se ha descrito que el conocido efecto beneficioso del Sol para la tuberculosis se debe a que la activación de la producción de vitamina D aumenta a su vez la de un péptido que mata a la bacteria de modo tan diferente a los antibióticos clásicos que hace improbable la aparición de resistencia, lo cual le convierte en alternativa terapéutica en la lucha contra microbios resistentes.
El Nobel a Ralph Steinman premia su descubrimiento, en 1973, de las células dendríticas, nexo de unión entre inmunidad innata y adquirida. Esas células se encuentran en tejidos en contacto con el medio externo (mucosas, piel), la línea de frente a la invasión del patógeno, y mediante TLRs y otros receptores detectan al agresor y determinan qué respuesta requiere. En clave policial, las células dendríticas ostentarían funciones de centinela, de mensajeros al centro de mando (órganos linfoides), y de comisario jefe que coordina a las restantes células del sistema inmune y selecciona a las más idóneas.
En los últimos años, la manipulación de células dendríticas ha permitido generar inmunoterapias más eficaces, incluyendo ensayos de vacunación contra sida y cáncer, en este caso con poca eficacia, ya que las células tumorales parecen alterar a las dendríticas y neutralizar su efecto favorable. Con trágica ironía, las células dendríticas de Steinman, reeducadas en el laboratorio para combatir el cáncer pancreático que sufría desde hacía cuatro años, han acabado perdiendo la batalla frente a las tumorales, tan solo dos días antes de que se le concediese el Nobel.
Diario El País
16/10/11
Un cerebro constructor de castillos de arena
Ahora resulta que hay muy poca distancia cerebral entre la genialidad y la locura. ¿No han tenido nunca el sentimiento de que algo importante les está invadiendo el alma sin que sepan por qué? De pronto son presas del sentimiento de que están a punto de descubrir algo esencial sobre el carácter de una persona, la textura de un objeto o la naturaleza de un proceso sin haber buscado la razón para nada. Es puro conocimiento o intuición llovidos del cielo. Es curioso, pero incluso yo mismo, que soy consciente desde hace años de que la intuición no está reñida con la razón, tengo tendencia a separar conocimiento por un lado e intuición por otro. Es falso. Son o pueden ser lo mismo.
Les decía que, a fuerza de analizar qué pasa en nuestras neuronas cuando se activan por percibir algo, prestar atención, recordar o deducir un corolario a raíz de la excitación exterior, estamos viendo que al cerebro le encanta predecir lo imposible para ver qué pasa si pasa algo. En términos didácticos estamos descubriendo que al cerebro le gusta recurrir al sentimiento delcaos, al estremecimiento de lo que aparenta ser casi imposible para quedarse luego con una realidad transformada. No es tan raro como parece. Quiero decir que hacemos algo parecido con las cosas muy a menudo. El ejemplo más representativo es el castillo de arena que todos hemos hecho en la playa.
Sabíamos que añadiendo un granito de arena a otro granito de arena podemos construir una montaña hasta llegar a una altura impresionante. Lo que sabemos desde el primer momento es que la montaña tarde o temprano se derrumbará por el dictado de la física. No se puede, sencillamente, hacer un castillo de arena que no acabe derrumbándose en un momento dado. Lo fascinante es que a las ratas les pasa algo parecido con su pensamiento. Pueden elucubrar hasta cierto punto, pero no saben muy bien hasta dónde pueden llegar antes de que el pensamiento genial se derrumbe al confrontar el caos.
Igual sucede con nuestra manera de pensar. El cerebro lanza predicciones cada vez más inverosímiles al exterior que se combinan con los datos disponibles en el universo externo. El cerebro lanza pensamientos sospechosos e intrigantes que la realidad confirma a medias o del todo. Después de combinar la información que lanza al exterior con la que recibe de fuera, se hace una composición de lugar y toma la decisión que, supuestamente, conviene.
Uno tiene la impresión de que el cerebro equivale a un centro de cálculo de probabilidades sometido a leyes muy determinadas y de orden físico, como las que afectan a todo el universo. Hay psicólogos y neurólogos convencidos de que el cerebro es una chapuza, mientras que otros piensan que, efectivamente, es la máquina más asombrosa del universo. ¿Dónde está la verdad? ¿En medio? Estoy seguro de que mis lectores tienen sus propias ideas, que nos convendría conocer a todos.
Se están produciendo varias revoluciones simultáneamente en la concepción del cerebro. Una de ellas la acabamos de mencionar. La percepción, la atención necesaria para percibir, la memoria a largo plazo, el conocimiento y el lenguaje obedecen a las leyes físicas conocidas que afectan al resto del universo. La segunda gran revolución es la que nos avisa de que no es prudente compartimentar el cerebro en espacios distintos destinados cada uno a una función separada.
Fabricamos el mundo que percibimos en función de la intensidad y el número de los fogonazos que sueltan nuestras neuronas para advertir a otros de que algo está pasando. Para nosotros solo hay personas y cosas. Para nuestro cerebro solo hay redes.
Eduard Punset
15/10/11
AH PP
operaciones. Algunas de estas enzimas regulan el suministro de glucosa a las células
cerebrales. La mescalina impide la producción de estas enzimas determinadas y disminuye así
la cantidad de glucosa a disposición de un órgano que tiene una constante necesidad de azúcar.
contestación concluyente.
Pues lo que sucede a la mayoría de los pocos que han tomado mescalina bajo fiscalización
como sigue:
La capacidad de recordar y de "pensar bien" queda poco o nada disminuida. Cuando
escucho las grabaciones de mi conversación bajo la influencia de la droga no advierto que
haya sido más estúpido que en el tiempo ordinario.
2o
perceptiva de la infancia, cuando el sentido no está inmediata y automáticamente subordinado
al concepto. El interés por el espacio disminuye y el interés por el tiempo casi se reduce a
cero.
3o
. Y Aunque el intelecto no padece y aunque la percepción mejora muchísimo, la voluntad
experimenta un cambio profundo y no paranormal. Quien toma mescalina no ve razón alguna
para hacer nada determinado y juzga carentes de todo interés la mayoría de las causas por las
que en tiempos ordinarios estaría dispuesto a actuar y sufrir. No puede molestarse por ellas,
por la sencilla razón de que tiene cosas mejores en que pensar.
4o
. Estas cosas mejores pueden ser experimentadas -como yo las experimenté- "ahí afuera" o
"aquí adentro", o en ambos mundos, el interior y el exterior, simultánea o sucesivamente. Que
son cosas mejores resulta evidente para todo tomador de mescalina que acuda a la droga con
un hígado sano y un ánimo sereno.
administración de una droga capaz de menoscabar la eficiencia de la válvula reducidora del
cerebro. Cuando el cerebro se queda sin azúcar, el desnutrido ego se siente débil, se resiste a
emprender los necesarios quehaceres y pierde todo su interés en las relaciones espaciales y
temporales que tanto significan para un organismo deseoso de ir tirando en este mundo.
suceder toda clase de cosas biológicamente inútiles. En algunos casos, se puede tener
percepciones extrasensoriales. Otras personas descubren un mundo de belleza visionaria. A
otras más se les revelan la gloria, el infinito valor y la plenitud de sentido de la existencia
desnuda, del acontecimiento tal cual, al margen del concepto. En la fase final de la
desaparición del ego -y no puedo decir si la ha alcanzado alguna vez algún tomador de
mescalina-, hay un "oscuro conocimiento" de que Todo está en todo, de que Todo es
realmente cada cosa. Yo supongo que esto es lo más que una inteligencia finita puede
acercarse a "percibir cuanto esté sucediendo en todas las partes del universo".
de la mescalina la percepción del color! Para ciertos animales, es biológicamente muy
importante la capacidad de distinguir ciertos matices. Pero, más allá de los límites de su
espectro utilitario, la mayoría de los seres son completamente ciegos para los colores. Las
abejas, por ejemplo, pasan la mayor parte de su tiempo "desflorando a las lozanas vírgenes
de la primavera", pero, como von Frisch lo ha mostrado, sólo pueden reconocer unos cuantos
colores. El muy desarrollado sentido del color que tiene el hombre es un lujo biológico,
precioso para él como ser intelectual y espiritual, pero innecesario para su supervivencia como
animal. A juzgar por los adjetivos que Homero pone en sus labios, los héroes de la Guerra de
Troya apenas superaban a las abejas en la capacidad para distinguir los colores. En este
aspecto por lo menos, el avance de la humanidad ha sido prodigioso.
Aldous Huxley Las puertas de la percepción
mestizaje
- Mirad. Os voy a enseñar el sabor del nuevo mundo futuro, el sabor del mestizaje. Pero no debe ser un mestizaje cualquiera, ¡no! Mirad bien cuán importante es la buena mezcla...
Lo primero que tenéis que hacer es quitar el filtro naranja del cigarro...
tetragromm
pero aun así, aún
a sabiendas de que nos sobrevivirá,
nos vendemos a ella.
¿Hay algo más quizás?
perpetuar el mito de la psique
en nuestro albedrío, es
a través de los tiempos.
¿Evolucionar a golpe de azada, quizás?
pero habrá que empezar
por elegir primero ¿no?
las de fuego
y las de papel.
La una destruye la materia,
y una tercera la desintegra.
El fuego quema el papel
pero también puede protegerlo.
con garras de fuego",
pensarían en babel...
¿Y esa tercera no será como un agua,
que a las otras cubre
con velos de hiel?
14/10/11
Cuando estoy en el supermercado
Para buscarlas luego.
En el supermercado de mi pueblo se escucha especialmente bien en la sección de pescadería.
Hoy un merluzo me ha guiñado un ojo.
Me ha dicho "bien, chaval. Vas por el buen camino".
Acabo de almorzar.
Estaba delicioso, aunque le faltaba algo de limón.
12/10/11
11/10/11
Curiosidades del lenguaje y otras zarandajas
Los abecegramas son frases cuyas letras se disponen en orden alfabético. Es decir, la primera palabra de la frase comienza con A, la segunda con B, la tercera con C y así sucesivamente hasta la última palabra que comenzará por Z.
«Anoche brillaron cerca, chispeantes, dos estrellas fugaces; gravitaban hermosas iluminando juntas kilométricos lugares; llevaban mágicos negros ñublos; originaban planetas que relucían surcando tenues universos,... vertiendo wolframio, xenón y zafiros».
Los acrósticos son composiciones poéticas en las que las letras iniciales, medias o finales de los versos, leídas en sentido vertical, forman una palabra o una frase. Del griego «akros» = extremo y «stikhos» = verso.
Aplícase a las
composiciones poéticas,
rimadas,
o de versos
sueltos y de cualquier
tamaño, en las que las letras
iniciales, medias o finales de los versos
componen una palabra
o una frase.
La aliteración es una figura retórica que consiste en la repetición de los mismos sonidos (fonemas) en una misma frase o verso para producir un efecto de musicalidad y sonoridad.
«Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves» Garcilaso
«El ruido con que rueda la ronca tempestad» Zorrilla
«Ay, si las palabras fuesen solo un suave sonido...» Vicente Aleixandre
«...Y es el mágico pájaro regio que al morir rima el alma en un canto» Rubén Darío
La anáfora es una figura de dicción que consiste en la repetición intencionada de una palabra o grupo de palabras al comienzo de una frase o verso para enfatizar mediante esa repetición.
Como ejemplo pondremos estos versos de Quevedo, en los que con cariño habla del apéndice nasal de Góngora:
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto;
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
Un anagrama es una palabra o frase obtenida mediante la transposición de las letras de otra palabra o frase, por ejemplo un anagrama de la palabra «letras» sería «lastre» y el anagrama de «frase» sería «fresa».
Los primeros anagramas se atribuyen al griego Licofrón, poeta y gramático de Alejandría, que al rey Ptolemaios (Ptolomeo) le dedujo el anagrama «apo melitos» (que proviene de la miel) y a la reina Arsinoe le encontró «Ion Eras» (violenta de Juno). Del griego «anágramma» y el latín «anagramma» (aná= cambio; gramma =escritura).
De 12 letras
aguardentosa / engatusadora
altisonancia / nacionalista
anemográfica / mecanografía
anemométrica / maceramiento
aparcamiento / metacarpiano
armonización / romanización
De 14 letras
armoniosamente / enamoramientos
arremetimiento / meritoriamente
conquistadores / reconquistados
contraposición / pronosticación
escalonamiento / ocasionalmente
Para acabar, un acertijo basado en un juego de palabras:
Cuentan cuentos de Castilla
que una tarde de verano
un hidalgo fatigado
buscando estaba posada.
Recorrió pueblos y villas
sin hallar lumbre ni cama
y cuando el sol se ocultaba
tras los cerros de Sevilla,
al revolver un recodo,
apareció una masía
con chimenea y establo
y en la fachada de piedra
un gran cartel que decía:
«La posada del ingenio».
Con presteza y alegría
se acercó, raudo, a la puerta,
para hacer sonar la aldaba.
Abrió, al momento, un mancebo
que preguntó muy ufano:
- ¿Qué buscáis aquí, viajero?
- Cena y cama, posadero.
- Pues debéis saber, señor,
que en esta humilde posada
sólo duerme en su interior
aquel que prueba su ingenio.
- Demostrallo yo quisiera
y poder dormir adentro.
- Se trata de resolver
una cuestión bien sencilla:
¿cuántas personas se alojan
aqueste día en la fonda?
y sepa vuestra merced
que del total de viajeros
la mitad llegó a caballo,
otro tercio en carruaje
y la sexta parte andando.
Cerró la puerta el mancebo
y... tras pensar asaz rato
llamó de nuevo el viajero:
- Disculpadme, posadero,
con las señas que habéis dado
no es posible averiguar
la solución deste enredo.
- ¡Tenéis razón, caballero!,
os daré otro dato más:
la cifra que representa
la mitad de los viajeros,
cabalgando va entre versos
deste romance de cuento.
- En ese caso me atrevo
a daros ya la respuesta...
La solución fue correcta,
ansí el hidalgo sagaz
pudo por fin reposar
de su viaje agotador.
¿Os atrevéis vos, lector,
a solventar el misterio
que se oculta en la posada,
«la posada del ingenio»?
10/10/11
XXII.
He cruzado montañas de niebla
y ríos de muerte y de vida,
he alcanzado mi ansiada pureza;
y llegado a las puertas del alma
mis manos lloran y esperan.
Esperan milagros del mundo,
de un misterio que se desvela,
esperan a estar preparadas.
Y sólo cuando abra la puerta,
sabré que todo ello ya estaba.
Maldición
Ayer
8/10/11
sniff VII (las esclusas)
En los ejercicios respiratorios taoístas, la exhalación tiene más importancia que la inhalación. La respiración torácica superficial deja un residuo permanente de aire viciado y toxinas en el interior de los pulmones, y es necesario vaciar éstos por completo para que puedan llenarse de aire limpio.
Cuando note que llega el momento de exhalar, el primer paso consiste en relajar los Tres Cerrojos. Luego, lenta y casi imperceptiblemente, comience a exhalar con suavidad por la nariz o la boca, manteniendo la lengua en contacto con el paladar y aumentando poco a poco la intensidad de la exhalación (pero no su velocidad) hasta que se establezca una corriente fuerte y constante.
Vacíe los pulmones en orden inverso a la inhalación: comience por la parte superior y termine en el fondo. Al final de la exhalación, encoja la pared abdominal hacia adentro para empujar el diafragma hacia arriba, hacia el pecho, con lo que expulsará los últimos residuos de aire viciado. Esta contracción final del abdomen también comprime los órganos internos y los vacía de la sangre adicional recibida durante la inhalación.
Finalmente, antes de volver a inhalar, deje que la pared abdominal se relaje y los órganos regresen a su lugar.
Si el aire tiende a salir de golpe en una especie de estallido, eso quiere decir que lo ha retenido durante demasiado tiempo.
Si el tiempo es frío y seco, la exhalación debe efectuarse siempre por la nariz, a fin de recuperar el calor y la humedad absorbidos por el aire al entrar por los conductos nasales. Sin embargo, en los climas calurosos y húmedos se puede optar por exhalar a través de la boca, lo cual favorece la expulsión de toxinas, permite una más profunda evacuación del aire y contribuye a disipar el exceso de calor corporal. El hecho de mantener la lengua pegada al paladar hace que las corrientes de aire que salen por la boca hacia el exterior queden amortiguadas y moduladas, lo cual facilita una exhalación lenta y constante.
Pausa
Cuando los pulmones estén completamente vacíos, bloquee la garganta con la glotis para que el aire de la atmósfera no se precipite a llenar los pulmones. En este punto, espere unos segundos para que la pared abdominal y el diafragma puedan volver a relajarse y luego comience poco a poco la siguiente inhalación a través de la nariz. Si ha de tomar aire con un jadeo, eso quiere decir que la pausa ha sido demasiado larga.
Durante la retención del aliento, los Tres Cerrojos desencadenan las reacciones bioquímicas y bioeléctricas que proporcionan beneficios terapéuticos a los órganos internos del cuerpo y a la red de energía, y favorecen la circulación de la sangre y la energía por todo el organismo. Deben aplicarse hacia el final de la fase de inhalación, mantenerse durante la retención y aflojarse cuando comienza la exhalación.
Toda la cavidad pélvica está provista de un resistente entramado de músculos que de hecho constituye otro diafragma, llamado «diafragma urogenital». Estos músculos sostienen y controlan el ano, el recto, el perineo y el aparato urogenital. Cuando los pulmones se llenan y el diafragma se dilata, el aumento de presión en el abdomen repercute sobre el blando ligamento inferior de la pelvis. Esto no sólo contrarresta el aumento de presión abdominal, sino que también estira y a la larga debilita los músculos y tendones del diafragma urogenital. Peor aún, permite que escape Qi por el ano y los conductos urogenitales, que atraviesan el diafragma interior así como el esófago atraviesa el diafragma superior.
Para mantener el incremento de presión abdominal sobre los órganos y glándulas, e impedir la pérdida de Qi por los orificios inferiores, hay que aplicar con firmeza el cerrojo anal. El ano está controlado por dos esfínteres, o músculos en forma de anillo. El esfínter exterior cierra la abertura externa, y el interior -situado dos o tres centímetros más arriba- cierra la abertura principal y está directamente conectado con el diafragma urogenital. La contracción del esfínter interior produce una poderosa estimulación de los nervios y glándulas del sacro e impide la pérdida de Qi. Asimismo, tensa y tonifica los tejidos de todo el diafragma urogenital y evita que se colapse a causa de la presión hacia abajo ejercida por el diafragma superior y los órganos del abdomen.
He aquí cómo se aplica el cerrojo anal: cuando la inhalación llega a su máximo, concentre la atención en el ano y contraiga el esfínter exterior. Esto es fácil. Acto seguido efectúe una nueva contracción, más intensa, profunda y deliberada, a cosa de dos o tres centímetros por encima de la primera. Notará inmediatamente una poderosa contracción en todo el ligamento inferior de la pelvis.
Al retener el aliento, el nervio neumogástrico recibe una estimulación directa en su punto de origen en el cerebro. Cuando aplica al mismo tiempo el cerrojo anal, la raíz de este poderoso nervio, en el sacro, recibe también una estimulación similar, con lo que resultan muy favorecidas todas las funciones orgánicas controladas por el nervio neumogástrico. La contracción del diafragma urogenital con el cerrojo anal ejerce también una presión estimulante sobre una glándula poco conocida pero muy importante denominada «glándula de Luschka», que cuelga como una cereza al extremo del cóccix. En su libro sobre la respiración, Van Lysebeth incluye la siguiente cita del Dr. R. Polderman, médico y terapeuta yóguico holandés:
Se trata de una masa irregular de células situadas en la punta del cóccix... Cuando se practica el bloqueo del esfínter anal, sus terminaciones nerviosas son estimuladas. Este cuerpo coccígeo está directamente conectado con el ganglio asimétrico -un centro nervioso autónomo- a través de sus fibras nerviosas.
Mediante la correcta aplicación del cerrojo anal se obtienen profundos beneficios terapéuticos para todos los órganos y funciones relacionados con la región sacra, tales como la defecación, la peristalsis, la función prostática, la menstruación, las secreciones ováricas v testiculares, la eyaculación, la micción y otras. Además, el cerrojo anal ejercita precisamente aquellos músculos, tendones, nervios y esfínteres relacionados, en los varones, con el control de la eyaculación, que resulta cada vez más fácil a medida que el hombre va dominando el control de la respiración.
La práctica del cerrojo anal previene y cura las hemorroides, causadas por la estancación de la sangre en los minúsculos capilares de los esfínteres anales. Cada contracción y relajación de estos esfínteres expulsa la sangre estancada y atrae sangre fresca. Practique el cerrojo anal unas cuantas veces al final de cada movimiento intestinal, utilizando la postura acuclillada. Esto ayuda a expulsar los residuos fecales en una última evacuación y provee a los esfínteres de sangre fresca y energía una vez realizado su trabajo excretor. Todos los animales contraen y relajan rítmicamente el ano al terminar sus evacuaciones, y también los humanos deberían hacerlo.
en la próxima entrada se explicarán los otros dos cerrojos
7/10/11
The hippopotamus
Rests on his belly in the mud;
Although he seems so firm to us
He is merely flesh and blood.
Flesh-and-blood is weak and frail,
Susceptible to nervous shock;
While the True Church can never fail
For it is based upon a rock.
The hippo's feeble steps may err
In compassing material ends,
While the True Church need never stir
To gather in its dividends.
The 'potamus can never reach
The mango on the mango-tree;
But fruits of pomegranate and peach
Refresh the Church from over sea.
At mating time the hippo's voice
Betrays inflexions hoarse and odd,
But every week we hear rejoice
The Church, at being one with God.
The hippopotamus's day
Is passed in sleep; at night he hunts;
God works in a mysterious way--
The Church can sleep and feed at once.
I saw the 'potamus take wing
Ascending from the damp savannas,
And quiring angels round him sing
The praise of God, in loud hosannas.
Blood of the Lamb shall wash him clean
And him shall heavenly arms enfold,
Among the saints he shall be seen
Performing on a harp of gold.
He shall be washed as white as snow,
By all the martyr'd virgins kist,
While the True Church remains below
Wrapt in the old miasmal mist.
TS ELiot
panorama
Marque 1 para crisis
2 para incertidumbre
3 para recortes en el gasto
4 para desempleo
5 para "no sé qué hacer de mi vida"
o aguarde y uno de nuestros asesores le ignorará
Viñeta de Erlich, El País
5/10/11
horáculo de la razón
HOy tenemos una consulta especial de un oyente que nos pide consejo para saber qué incluir en su equipqje, ya que se dispone a hacer un gran viaje por el gran norte.
- HOla?
- Si hola
- Cuál es su nombre?
- Ñario Casadefús
- Es ese su nombre real?
- No
- Está bien, procedamos con la tirada de dados. Ha salido un tres y un cuatro. Las cartas son onerosas...
- 6 pares de calcetines... (si al terminar de empaquetar te quedan huecos mete más pares, por si las lluvias. Mete más todavía si prescindes de la electrónica, puede que lleves una vida más salvaje de lo que piensas). Los dados dicen que esto ocurrirá casi seguro.
- 8 calzoncillos... (Ñario, yo añadiría un invento increíble: un pantalón de pijama de esos finos y ceñidos, seguro que tienes alguno viejo por ahi, para ponértelo bajo los pantalones en invierno, una gozada, ademas puedes ir sin calzoncillos)
- 4 pañuelos tela... (para que, puedes meter menos y lavar más)
- 2/3 pares de pantalones largos... ( Ñario, hijo mío, los dados me dicen que 1 es necesidad, 2 por estética, 3 es un lujo. Si te va bien siempre podrás comprarte unos. En invierno las maletas engordan)
- 1 pantalones cortos deporte que se puedan llevar por la calle... (si te vas parriba dudo que los vayas a necesitar, de deporte si pero largos mejor, siempre es má fácil cortar que tejer, no crees Ñario?)
- 1 zapatillas (sí, ¿qué más?)
- 1 zapatos informales... (añade o sustituye, pero no olvides llevar algunos de o como de montaña, pueden salvarte de las lluvias perpetuas)
- 5/6 camisetas... (atención a la proporción manga corta/larga, y camisetas de interior, una mínimo)
- 2 camisas... (Ñario, los dados no van por ahí... no sea que no te las pongas nunca, los dados me dicen que 1)no confías en tu gusto, te da vergüenza, 2)nunca vas a ir a una entrevista de trabajo 3)con tus camisas de rayas parecerá que acabas de salir de la cárcel)
- 1 cinturón
- 1 cazadora (con capucha Ñario, con Kapucha...)
- 1 jersey (solo 1?)
- 1 braga (para la cabeza Ñario, para la cabeza)
- 1 desodorante
- 1 cepillo de dientes (cómprate uno nuevo cuando llegues, da buena suerte. Y un jabón de glicerina para el body)
- 1 dentífrico
- 1 tijeras medianas para uñas... (Ñario, veo en los dados que un día caminarás descalzo sobre asfalto en mitad de la noche...)
- 1 toalla mediana
- 1 botes champu pequeño
- 1 máquina de afeitar
- 1 peine (para qué? los dados me dicen...)
- 1 cabeza con cerebro (la tuya a ser posible, Ñario)
Los condones los puedes comprar cuando llegues, tranquilo
Ahora voy a proceder a tirar los dados para ayudarte a elegir cosas que se te olvidan. Ha salido doble cinco.
- 1 ALARGADOR (pequeño) (para los enchufes, Ñario)
- 1 Flexo portatil (lograrás una atmósfera adecuada que te ayudará a pensar)
- 1 vino /dulces/embutido de tu pueblo
- 1 MECHERO (vivas donde vivas, hagas lo que hagas, siempre son necesarios. No menosprecies millones de años de evolución)
- 1 NAVAJA MULTIUSOS (para cortar pan y queso, abrir botellas, por desconfianza en la higiene de la cubertería local, defensa personal....)
- Portátil
- Cable portatil
- Lapiz usb (eso para que sirve) Tirada de dados (SOBRA)
- 1 disco duro portátil (para que sirve?) (SOBRA)
- 3 dvds virgen + 5 cds virgen (para que) (SOBRA)
- Nintendo ds (para que) te diría que SOBRA, pero como es pequeña y ameniza los viajes, los dados te lo perdonan.
- Mp3
- 2 auriculares
- Teléfono móvil (no olvidar cargador del movil y batería del portatil)
- Foto autografiada del Mago Chan y otra del rey
- CV inventado 1/2/3
- Certificados de diomas y de cursos
- Pasaporte (el falso inclusive)
- Tarjeta sanitaria europea (se aconseja no ponerse malo)
- libro de gramatica del idioma extranjero
- album de fotografias del peluche
- libro de tu autor preferido (alguno de ellos impreso para poder leer si acabas in-prisión)
Ñario, hemos acabado. Aún podemos efectuar una tirada más por si el halo oculto se ha quedado algo en la manga.
Sí, nos dice que sí. Adelante...
(opcional. PARA TODO LO DEMAS MASPETARD
- la Ps2 (que dices...) (si te llevas es para venderla) SOBRA QUE TE SOBRA de SOBRA
- Gafas nuevas- 100€
- Camara digitl nueva- 120€ (pa que, luego te quejas de que no tienes pasta)
- Traductormultilenguaje- 1007150€ (inútil, ejercita el lenguaje no verbal, mucho más valioso)
- Mini despertador (tu movil)-mp3player (tu mp3)-video player (tu ordenata) 0€
- Cinta americana 12€ (lo siento, los dados no saben qué es eso)
ESTAS RECOMENDACIONES ESTAN SUJETAS A CAMBIOS DEPENDIENDO DE SU LUGAR DE DESTINO. PARA MAS INFORMACION CONSULTE EL HOROSCOPO DE LA RAZÓN
O ACUDA AL CONSULTORIO DE NOEMI CONCHA, CALLE DEL PERPETUO ESCOZOR, SAN GUIJUELO DEL DEDILLO, nº 8