11/10/11

Curiosidades del lenguaje y otras zarandajas

Los abecegramas son frases cuyas letras se disponen en orden alfabético. Es decir, la primera palabra de la frase comienza con A, la segunda con B, la tercera con C y así sucesivamente hasta la última palabra que comenzará por Z.

«Anoche brillaron cerca, chispeantes, dos estrellas fugaces; gravitaban hermosas iluminando juntas kilométricos lugares; llevaban mágicos negros ñublos; originaban planetas que relucían surcando tenues universos,... vertiendo wolframio, xenón y zafiros».


Los acrósticos son composiciones poéticas en las que las letras iniciales, medias o finales de los versos, leídas en sentido vertical, forman una palabra o una frase. Del griego «akros» = extremo y «stikhos» = verso.

Aplícase a las
composiciones poéticas,
rimadas,
o de versos
sueltos y de cualquier
tamaño, en las que las letras
iniciales, medias o finales de los versos
componen una palabra
o una frase.

La aliteración es una figura retórica que consiste en la repetición de los mismos sonidos (fonemas) en una misma frase o verso para producir un efecto de musicalidad y sonoridad.

«Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves» Garcilaso

«El ruido con que rueda la ronca tempestad» Zorrilla

«Ay, si las palabras fuesen solo un suave sonido...» Vicente Aleixandre

«...Y es el mágico pájaro regio que al morir rima el alma en un canto» Rubén Darío

La anáfora es una figura de dicción que consiste en la repetición intencionada de una palabra o grupo de palabras al comienzo de una frase o verso para enfatizar mediante esa repetición.

Como ejemplo pondremos estos versos de Quevedo, en los que con cariño habla del apéndice nasal de Góngora:

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto;
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.

Un anagrama es una palabra o frase obtenida mediante la transposición de las letras de otra palabra o frase, por ejemplo un anagrama de la palabra «letras» sería «lastre» y el anagrama de «frase» sería «fresa».
Los primeros anagramas se atribuyen al griego Licofrón, poeta y gramático de Alejandría, que al rey Ptolemaios (Ptolomeo) le dedujo el anagrama «apo melitos» (que proviene de la miel) y a la reina Arsinoe le encontró «Ion Eras» (violenta de Juno)
. Del griego «anágramma» y el latín «anagramma» (aná= cambio; gramma =escritura).

De 12 letras
aguardentosa / engatusadora
altisonancia / nacionalista
anemográfica / mecanografía
anemométrica / maceramiento
aparcamiento / metacarpiano
armonización / romanización

De 14 letras
armoniosamente / enamoramientos
arremetimiento / meritoriamente
conquistadores / reconquistados
contraposición / pronosticación
escalonamiento / ocasionalmente

Para acabar, un acertijo basado en un juego de palabras:

Cuentan cuentos de Castilla
que una tarde de verano
un hidalgo fatigado
buscando estaba posada.
Recorrió pueblos y villas
sin hallar lumbre ni cama
y cuando el sol se ocultaba
tras los cerros de Sevilla,
al revolver un recodo,
apareció una masía
con chimenea y establo
y en la fachada de piedra
un gran cartel que decía:
«La posada del ingenio».

Con presteza y alegría
se acercó, raudo, a la puerta,
para hacer sonar la aldaba.
Abrió, al momento, un mancebo
que preguntó muy ufano:
- ¿Qué buscáis aquí, viajero?
- Cena y cama, posadero.
- Pues debéis saber, señor,
que en esta humilde posada
sólo duerme en su interior
aquel que prueba su ingenio.
- Demostrallo yo quisiera
y poder dormir adentro.
- Se trata de resolver
una cuestión bien sencilla:
¿cuántas personas se alojan
aqueste día en la fonda?
y sepa vuestra merced
que del total de viajeros
la mitad llegó a caballo,
otro tercio en carruaje
y la sexta parte andando.

Cerró la puerta el mancebo
y... tras pensar asaz rato
llamó de nuevo el viajero:
- Disculpadme, posadero,
con las señas que habéis dado
no es posible averiguar
la solución deste enredo.
- ¡Tenéis razón, caballero!,
os daré otro dato más:
la cifra que representa
la mitad de los viajeros,
cabalgando va entre versos
deste romance de cuento.
- En ese caso me atrevo
a daros ya la respuesta...

La solución fue correcta,
ansí el hidalgo sagaz
pudo por fin reposar
de su viaje agotador.

¿Os atrevéis vos, lector,
a solventar el misterio
que se oculta en la posada,
«la posada del ingenio»?