11/3/12
Hay ciertos sonidos que han acompañado la vida de todos. Unos discretos, otros llamativos, otros desapercibidos por lo general. Me viene a la mente uno de los sonidos que se oyen, especialmente en una casa: el de un manojo de llaves agitándose. Ese sonido, casi por encima de todos los demás, tiene la capacidad de escucharse por toda la casa cuando alguien coge unas llaves: para salir, para entrar, al sacarlas del bolsillo, al dejarlas en la mesa, etc. Ese tono agudo, ese timbre metálico y ligeramente resonante que nos ha acompañado toda la vida y nos seguirá acompañando. Al menos hasta que las llaves electrónicas empiecen a ser lo habitual.