29/4/11

Menos la cama, todo ha mejorado en este mundo, todo lo que nos importa ha evolucionado; menos la cama, la cama no.
Dormir sigue siendo la misma mierda desde el siglo XI.
Cuando llega la noche prefiero quedarme dormido en el sofá... o en el suelo, antes que en la cama.
Sólo pensar en la cantidad de cosas que hay que hacer para acostarse... me desmorona.
No hay nada automático, todo es manual y torpe, todo es antiguo. Observo la vida del hombre moderno y todo parece estar bien, me siento satisfecho.
Un aparato nos alerta sobre la hora de despertar... en seguida una máquina nos prepara el café, después un vehículo nos conduce al trabajo, allí un dispositivo piensa por nosotros y nos corrige, por la tarde extraemos dinero de una estructura automática para insertarla en otra que nos ofrece alimentos o cigarros... por la noche otro artefacto móvil nos devuelve al hogar y, ya en casa, una invención nos entretiene con música, dramaturgia o deportes. Y otra maquinaria nos indica que ya es la hora de descansar.
Hasta ahí, todo es perfecto.
Pero justo entonces, cuando más necesitados estamos de lo automático, sobreviene el fallo.
Antes de acostarnos, nosotros, los hombres modernos, los que ya hemos conseguido no realizar ni un sólo esfuerzo físico, tenemos que hacernos la cama.
No existe un artificio mecánico que nos libre de esa desdicha.

Odio el colchón actual, lo odio con todas las fuerzas de mi alma. El colchón y el comunismo son las dos creaciones más equivocadas de la historia del hombre: ambos son inventos que jamás funcionaron bien del todo, pero nunca nadie se ha atrevido a decir en voz alta: "hemos fallado señores, hagamos esto otra vez desde el principio".
Al contrario, al comunismo y al colchón seguimos incorporándoles modificaciones y mejoras falsas para disimular nuestro error de haber inventado algo tan incómodo.
Colchón ergonómico, comunismo libertario
canapé abatible, izquierda moderada
somier articulado, socialismo utópico
colchón de espuma viscoelástica, partido obrero español.
No es posible que a estas alturas del progreso todavía haya algo en nuestro hogares que debamos limpiar pegándole con una escoba en el patio, no tiene lógica.
Si comparamos una cama del año 1308 con otra de este año, nos va a costar mucho encontrar un mínimo progreso.
Siete siglos muertos a la deriva de la ciencia, en donde únicamente hemos logrado construir el mismo armatoste horizontal con tres lienzos de tela encima.
En 700 años sólo hemos conseguido ponerle elástico a la puntas de la sábana de abajo, para que no se salga cuando damos pataditas...
En 700 años un elástico... ¡Qué carajo nos está pasando!
Me enoja mucho que hayamos olvidado erradicar lo más importante: nos pasamos 8 horas al día durmiendo, un tercio de la vida. Dormimos más que comemos, más que viajamos, más que reímos y amamos...
Cómo es posible entonces que todavía nadie haya inventado una almohada que se enfríe sola en medio de la noche?
Estamos en el nuevo milenoi y tenemos que despertarnos para dar la vuelta a la almohada... Somos una raza de imbéciles.

Mínimos avances en la cama, Hernan Casciari