Ya llegó...
Ya llegó el fin de semana,
de lunes a martes,
de jornada a jornada
y tiras porque
no te queda otra.
El jueves se pasa volando
como una bocanada,
mitad de semana:
hipnosis de madrugada
abocada al ostracismo.
No eres de planes a contrarreloj,
los asesinas a todos
en su mismo féretro dominical
de mediodía.
A lo lejos suena la campana de iglesia
que anuncia hora de limpieza
para tus calles desiertas,
y así estás,
a caballo entre entrar o salir
del confín de tus cabales.
Llega el tiempo del ocio,
organizas tu actividad
en el vientre de moloch
mientras intentas regatear
los pensamientos que vuelven
a las mismas caras
y la misma pantalla iluminada.
Apoyas la oreja sobre la barra
de un bar irlandés,
escuchando como un indio
las jarras que se acercan resbalando
hasta chocar con tu mejilla colorada.
7 horas sentado en el estrado
y otras 7 te las juegas a los dardos
en la taberna del alba
Entre semana
tomas café del averno,
el armamento preferido
de la brigada de produccion,
te mantiene siempre atento,
pues no hay salida para el holgazán
ni permisividad para el traspiés.
El domingo confiesas, padre he herrado,
por culpa del café del averno,
todo me importa un pimiento,
a todo mandaría al cuerno.
Ya llegó, un día más, martes,
porque ya está aquí
(aparte del martirio de tu vecino),
la alarma que en llamas
te llama: ¡despierta!
Y de vuelta recorres
la misma calle cuyos pasos cuentas,
mientras tragas un lamento
con forma de galleta.
Y de nuevo
asoma el fin de semana
haciendo piruetas.
Tiras un dado
y salen pares:
martes y martes,
todos parecen iguales.
Para atar tu cordura
ya divides la semana
en infinitesimales partes.
La ropa ya está seca,
hoy cenas lo que pilles,
una mermelada con rebanada
y de vuelta al findesemana.
Estiras la mano
buscando el origen del río,
pero los grilletes
que te atan al lugar de producción
emiten un chirrido:
no te dejan ni sacar el mapa
y soñar con viajes a la nada.
Ya llegó el fin de semana,
y qué más da,
si luego se pasa
como aquel miércoles
que tanto deseabas terminara.
7 horas sentado en el estrado
y otras 7 te las juegas a los dardos
en la taberna del alba,
nunca supiste de planes perfectos
que no acabaran de madrugada.
Ya llega, ya viene de nuevo...
lunes enésimo,
el jabón y el agua fría
limpia toda memoria de aquel viernes
en que disfrutabas como un rey
de alguna película descolorida...
Findesemana, el tiempo es tesoro,
guarda tu diligencia
para hacer crecer el oro de otros...
Te duchas,
las gotas resbalan
por tu espalda escaldada
y por el espejo lo hace
el translúcido vapor...
no pierdas un segundo,
o acabarás en el banquillo
de la sala de lo penoso,
donde un juez declarará
a golpe de martillo
que llegaste cinco minutos tarde
a tu celda de lo inevitable.
7 horas sentado en el estrado
y otras 7 te las juegas a los dardos
en la taberna del alba.
de martes a martes,
¿acaso no parecen iguales?
Hipnosis de madrugada ...