Una dieta desequilibrada, abundante en productos formadores de mucosidades -como las féculas, los azúcares y los productos lácteos pasteurizados-, hace que las mucosidades nasales se vuelvan densas y espesas. Cuando las funciones excretoras se ven entorpecidas por el estreñimiento, la respiración superficial, la retención de líquidos, el uso de antitranspirantes, etc., las mucosidades se enfrentan al esfuerzo adicional de tener que excretar unas toxinas que normalmente tendrían que haber sido eliminadas por otra parte, con lo que se produce la descarga catártica de mucosidades que caracteriza a los resfriados de cabeza y de pecho y a las bronquitis.
Otro detalle interesante: aparte de los órganos sexuales y los pechos, la nariz es el único órgano del cuerpo que contiene tejido eréctil. Numerosos médicos están familiarizados con el fenómeno conocido como «nariz de luna de miel», en que la excesiva estimulación de los órganos sexuales experimentada por los recién casados provoca una inflamación por simpatía del tejido eréctil de los conductos nasales. En la nariz, el tejido eréctil controla el tamaño, la forma y la orientación de los conductos para el paso del aire, con lo que regula el flujo de éste a través de dichos conductos. Es el tejido eréctil el que automáticamente reparte el paso del aire entre el agujero derecho y el izquierdo al bloquear alternativamente uno u otro conducto. Este fenómeno natural ha sido recientemente descubierto por los científicos occidentales, que hablan de un «ritmo infradiano», pero los taoístas ya lo conocían hace milenios. La obstrucción alternativa de los conductos nasales se produce naturalmente cada dos horas a lo largo de todo el día, y está estrechamente relacionada con el mecanismo de las funciones de ambos hemisferios cerebrales. Cuando el aire penetra por el agujero derecho, el cuerpo está preparado para la acción. Cuando penetra por el agujero izquierdo, el cuerpo está preparado para las funciones mentales físicamente pasivas. En el lenguaje taoísta, el agujero izquierdo se identifica con el Yin, el derecho con el Yang, y cada uno de ellos se asocia con uno de los dos importantes meridianos de energía que circulan por cada lado de la columna vertebral.
Si los dos agujeros no están despejados y en condiciones de funcionar correctamente, la respiración se vuelve desequilibrada, la asimilación del Qi resulta afectada y el equilibrio de las energías Yin y Yang en todo el organismo se ve perturbado.
Es importante ser consciente de esta alternancia natural entre el agujero derecho y el izquierdo, porque a veces uno de los lados se obstruye, y entonces es necesario tomar medidas para abrirlo de nuevo y restablecer el equilibrio de la respiración. Si se permite que el paso del aire se produzca exclusivamente por un solo agujero durante seis o siete horas, debido a la obstrucción o la inflamación del otro, es frecuente que se instaure alguna clase de enfermedad, y están garantizadas la letárgia y la depresión. La forma más sencilla de abrir un conducto nasal obstruido consiste en tenderse sobre el costado despejado y respirar profundamente por la nariz. Esto tiende a abrir el conducto superior obstruido y a cerrar el situado debajo. Respirar alternativamente por ambos agujeros es otra buena manera de despejar los conductos obstruidos y equilibrar la respiración entre ambos lados, lo que también se consigue con la respiración «en fuelle». Asimismo, se puede utilizar la acupresión para desatascar los conductos nasales, presionando fuertemente con los pulgares sobre los puntos fenq chir («estanque del viento») situados en la nuca. Estos puntos se hallan situados en el lugar en que la base del cráneo se une con las vértebras cervicales. Estire el cuello, localice los puntos con los pulgares y presione profundamente y frote con fuerza cuatro o cinco veces. Afloje y repita la presión varias veces.
En principio, la respiración es una ciencia, pero en la práctica es un arte. Ahora que hemos examinado la naturaleza científica del Qi e investigado el papel fundamental de la nariz en la respiración, ha llegado el momento de aprender el arte de respirar.
Lo que distingue a la respiración superficial habitual de la respiración abdominal profunda es la función que desempeña el diafragma. El diafragma es una membrana muscular, robusta pero flexible, que separa la cavidad torácica de la abdominal. Cuando los pulmones se ensanchan, empujan el diafragma hacia abajo; cuando se contraen, lo arrastran hacia la cavidad pectoral (figura 3.3).
Aunque la mayoría de los médicos occidentales sigue considerando el diafragma como un músculo relativamente poco importante que sólo tiene un papel pasivo en la respiración, basta una mirada superficial a la naturaleza para constatar que el organismo humano fue previsto para respirar principalmente con el diafragma, no con la caja torácica y las clavículas. Debido a la pereza, la ignorancia, el tabaco, la contaminación, el estreñimiento y otros factores, hoy en día las personas adultas invariablemente respiran
superficialmente con el pecho, en vez de hacerlo profundamente con el abdomen como es lo correcto. La respiración pectoral utiliza los músculos intercostales (situados entre las costillas) para ensanchar por la fuerza la parte superior de la caja torácica, con lo que disminuye la presión del aire en los pulmones y el aire del exterior entra por succión. Sin embargo, esto hace que permanezca inmovilizada la parte inferior de los pulmones, que contiene con mucho la mayor superficie. Por lo tanto, es necesario respirar al menos tres veces con el pecho para absorber la misma cantidad de aire que llega a los pulmones con una sola respiración diafragmática. El Dr. A. Salmanoff describe la función respiratoria del diafragma de la siguiente manera:
Es el músculo más poderoso del cuerpo; ejerce una perfecta acción de bombeo, comprimiendo el hígado, el bazo y los intestinos, y estimulando toda la circulación abdominal y portal.
Al comprimir los vasos linfáticos y sanguíneos, el diafragma favorece la circulación venosa desde el abdomen hacia el tórax.
El número de movimientos por minuto del diafragma es una cuarta parte de los del corazón. Pero su poder hemodinámico es mucho mayor que el de las contracciones cardíacas, porque la superficie de bombeo es mucho mayor y porque su capacidad impulsora es superior a la del corazón. Sólo tenemos que visualizar la superficie del diafragma para aceptar el hecho de que éste actúa como un segundo corazón.
La respiración clavicular, característica de los enfermos de asma y enfisema, es todavía menos eficiente que la pectoral. En este tipo de respiración, las clavículas se alzan para abrir la angosta porción superior de los pulmones. La respiración ha de ser muy rápida -como la de un perro jadeante- para poder llevar la suficiente cantidad de aire a esas minúsculas bolsas superiores de los pulmones controladas por las clavículas. Y, puesto que la superficie pulmonar en contacto con el aire es tan reducida, el corazón debe bombear la sangre mucho más rápidamente que en la respiración profunda.
La respiración clavicular se da espontáneamente en todo el mundo cuando dominan los efectos de la ansiedad o la tensión. Y, a la inversa, quienes respiran habitualmente de esta forma se vuelven propensos a padecer de ansiedad crónica. La próxima vez que se sienta nervioso o envarado, podrá comprobar fácilmente la relación entre la ansiedad y la respiración superficial si presta atención a su forma de respirar. Luego, haga unas cuantas inspiraciones abdominales profundas, retenga el aire unos pocos segundos y espire de forma lenta y sostenida. ¡Ya verá cómo la ansiedad se desvanece al instante!
Por desgracia, la mayoría de los adultos olvidó hace tiempo cómo se utiliza el diafragma para respirar; de hecho, la mayor parte de la gente ni siquiera es consciente de que posee tal órgano. Las mujeres tienden especialmente a la respiración clavicular superficial. Esta tendencia se relaciona con el embarazo, durante el cual la respiración diafragmática se vuelve imposible debido a la expansión del útero. Las mujeres, asimismo, tienden a utilizar prendas que comprimen la cintura, siendo así que basta una ligera presión en esta zona para enviar la respiración hacia la caja torácica y las clavículas.