Silente está el coloso
en permanente bruma,
tras un manto de nubles insondables.
Merluzo poderoso,
fiera tranquila, un puma
portentoso de profundas
y formidables invenciones,
breves como rayos a veces,
pero certeras como flechas
de oro.
Quebrando el horizonte,
con ardiente fervor
infundes el horror
tú, en esta convención,
que sin ti renquea.
Vómitos de ceniza limpia
despiertan serenas sonrisas
en el hombre esperanzado.
Bello y terrible, en suma,
¿tus entradas se antojan terminadas?.
Si despiertas furioso,
vuelve a coger la pluma
y corteja a las almas impresionables.
Las formas espectables
de tu pétrea sintaxis
y efecto demoledor,
en luz del albor
dan aspecto de un laxo mastodonte.
Nuestro asombro entrará de nuevo en liza
con sensata cautela y sana risa...esto te pido:
¡Mece la niebla que te cubre por ahora,
escucha mi clamor y acaricia este pez
que muere sin la lava
que tu corazón bombeaba!
¡Al menos una vez, una vez cada eternidad...!
¡Que crujan tus paredes y laderas
al menos una vez, te ruego, cada mil milenios,
una sola vez cada cientos de eras!