
Saludos. Hoy presentamos ante ustedes un utensilio que revolucionará el mundo de la medicina: el Depresor Lingual o Herramienta de Abertura Rústica de la Faringe (HARF).
HARF ha sido diseñado para cubrir la creciente necesidad de exploración faríngea que existe en nuestras sociedades modernas. El tabaquismo, el abuso de bebidas frías, el actual cambio climático y el aumento del precio de las bufandas han disparado el número de personas que, cada día, acuden a su médico de cabecera con problemas de garganta. Como bien es sabido, la exploración faríngea consiste en abrir la boca ostensiblemente, permitiendo así que el profesional examine la zona afectada. Hasta ahora, la técnica empleada por los médicos consistía en sentar al paciente y hacerle ver una película entera de Isabel Coixet; el consecuente bostezo servía para lograr una abertura de la boca total, haciendo posible el examen y posterior diagnóstico. Esta técnica, conocida en la comunidad médica como TIC (Tedio por Isabel Coixet), pronto será cosa del pasado.

HARF tiene forma de espátula y mide 15 cm de largo y 2 cm de ancho. Está hecho enteramente de madera natural (sin barnizar, así evitamos el riesgo de envenenamiento) y sus bordes son redondeados. Debido a esto, puede ser empleado con facilidad para deprimir la lengua del paciente mientras este abre la boca. Así ahorramos esfuerzo a la persona atendida y hacemos de la exploración faríngea una práctica activa, en la que el médico tiene el control. HARF debe manejarse con gran cuidado: una presión excesiva en la lengua, o una excesiva inserción del instrumento, puede hacer que el paciente presente arcadas. En principio, este hecho hace que HARF y TIC sean indiferenciables; no obstante, esta reacción tan poco deseada puede evitarse retirando la herramienta de la cavidad bucal y volviendo a empezar el proceso. Además, como veremos a continuación, incluso esta reacción por mal uso es aprovechable.
La versatilidad de HARF va mucho más allá de la exploración en trastornos de garganta: también puede utilizarse como inductor del vómito (si fuera necesario), para examen de párpados, para aplicar medicamentos a modo de espátula, para manejar muestras de laboratorio e incluso para inmovilizar fracturas o luxaciones de los dedos de las manos.

“HARF es una herramienta creada para responder a una necesidad, por eso tendrá éxito. Muy pronto formará parte de la práctica de todo profesional sanitario y acabará siendo, incluso, un elemento imprescindible en el botiquín de todas las casas”, asegura Hans E. Stafanov, especialista de la faringe y otros conductos del hospital universitario Universitätsklinikum de Erlangen, Alemania.
Por todo esto, creemos que HARF es un invento sin duda necesario, que hará de la relación médico-paciente una experiencia mucho más positiva.