6/12/11

Crystal Klear


Existe en el acto de mirarse en el espejo un doble sentido, una sensación de simetría consumada, un secreto que ha sido finalmente descifrado, como algo pendiente, una puerta milenaria esperando esa mágica llave que abre sus goznes, algo que por fin se cumple para dar paso a conciencias mayores, a formas y pensamientos nuevos y precursores. Es la hora de la gran oportunidad de saber qué somos. Mas con cuidado. Jamás he conocido herramienta tan fascinante y a la vez tan traicionera como las brillantes esferas que coronan nuestro rostro. La superficie cristalina que devuelve el reflejo es como el símbolo (=) en la fórmula matemática que nuestro conocer ansiaba tras obtener el resto de elementos, crystal klear. Como si nuestros ojos supieran de sí mismos y obtuvieran el permiso definitivo justo en el momento en que se encuentran con su fiel reflejo en la superficie de un lago de aguas mansas, claro como un lago de aguas mansas.

No cabe en mí duda ninguna de las maravillosas coincidencias que nos rodean en todo momento desde el principio de nuestra historia, como verdades impermutables. Una de ellas, la facultad del líquido elemento –lo mismo tiene de simple que de fascinante- para devolvernos nuestra propia imagen. De allí surgimos y allí volveremos.