Du Poy: Supongo que se debe a los viajes que he hecho y a que los viajes han sido para entrevistas. Una entrevista de trabajo no es una situación precisamente normal.
Ou Bao: Y menos en los tiempos que corren.
Du Poy: Y no sé si será cosa mía, pero me ha dado la impresión de que la mayoría de trabajadores en empresas son jóvenes. O al menos, más jóvenes que antes. No es raro encontrarse jefes de 30 años, o seleccionadores de personal menores que yo.
Ou Bao: Es cierta tu impresión. En la empresa que conozco, aparte de despedir a todos los que pueden, están prejubilando a todos los mayores. Los que están quedando son los más jóvenes. Y esto ya ocurría en mis tiempos. Mi jefe inmediato, cuando empecé a trabajar, creo recordar que tenía 30 y pocos.
Du Poy: Total... que es posible que llegado a los 40 mi empleo, sea cual sea, empiece a peligrar. Debería ser al revés.
Ou Bao: Debería ser al revés, pero es así. También en México. Aquí alguien de más de 35 que pierda el trabajo puede echarse a llorar. Cuando nos vinimos a México, una de las cosas que decía mi cuñado era que si seguía sin conseguir trabajo en España, luego, con su edad, le sería muy difícil encontrar trabajo en México.
Du Poy: ¿A qué se debe realmente lo que ocurre en la empresa?
Ou Bao: ¿En la que yo estaba? Amiguismo. Cuando creó la empresa, el gran jefe dio los puestos principales a aquellos que le cayeron bien. Curiosamente, gente sin estudios y sin talento para mandar. Supongo que la intención del gran jefe era rodearse de gente obediente a quien pudiera manejar sin problemas.
Du Poy: Supongo. Pero un trabajador con experiencia puede aportar muchos beneficios a una empresa. No es solo una persona que sabe lo que hace, sino también alguien que ha aprendido a funcionar dentro de esa empresa en particular.
Ou Bao: Por supuesto, pero para eso, la empresa de la que te hablo debería cambiar radicalmente su mentalidad y su política. ¿Y cómo se cambia la mentalidad de un hombre como el gran jefe, que es ya un anciano?
Du Poy: Ya veo… imposible.
Ou Bao: En muchos casos, lo que te comentaba el otro día sobre los proveedores también se puede aplicar a los empleados: lo que no sirve se tira. La única justificación clásica, de cara a la sociedad y los políticos, para crear esos monstruos de empresas, era que creaba empleo. Ahora los destruye. No le queda excusa.
Du Poy: Se puede decir así, sí: lo que no sirve se tira. Pero la razón no es tan extraña. ¿Debería una empresa coger trabajadores competentes e incompetentes, sin distinciones?
Ou Bao: Por supuesto que no, pero en muchos casos no es la competencia lo que te da un puesto de trabajo en esa empresa. Es posible que el jefe se muera con la empresa medio derrumbada. No sé si eso lo hará morir con una sonrisa o con una lágrima.
Du Poy: A mi me parece bien que uno dé la oportunidad a un familiar o a un amigo por el solo hecho de serlo. Pero a condición de ser competente, como con cualquier otra persona.
Ou Bao: Sí, allí se entra a trabajar, en muchos casos, por ser familiar de, por ser un amigo a quien manejar fácilmente, por ser hija de alguien de cierta importancia o por ser discapacitado y el gobierno da subvenciones por los trabajadores discapacitados, como en mi caso.
Du Poy: Me parece bien que haya subvenciones, pero para muchos trabajos, ¿qué importa ser discapacitado? Estarás de acuerdo en que deberían evaluaros por igual.
Ou Bao: Sí. Yo, a pesar de que me toca en primera persona, no estoy de acuerdo con la discriminación. Y eso incluye la positiva. Que aproveche las oportunidades que me da la vida no significa que no me dé cuenta de las atrocidades de la empresa en la que trabajé.
Du Poy: Exacto. Por suerte o por desgracia, hay que trabajar.
Ou Bao: Pues sí. El progreso (ya sabes qué tipo de progreso) requiere trabajo.
Du Poy: La verdad es que discriminación positiva es una forma curiosa (por decir algo) de tratar una realidad social. Lo mismo que con los negros en EEUU, por poner otro ejemplo conocido.
Ou Bao: La discriminación positiva es el efecto pseudosolidario de la lástima, sí. Y la lástima es uno de los peores sentimientos.
Du Poy: La lástima es uno de los peores sentimientos que uno puede tener con alguien y con uno mismo. Pero bueno, teniendo en cuenta como está el mundo, la discriminación positiva es el menor de los males. En el fondo, es como poner un parche. Los humanos somos así: si podemos poner parches a las cosas, lo hacemos. No nos importa el verdadero problema mientras no nos estorbe demasiado.
Ou Bao: A veces no tenemos poder, excepto para poner parches. El problema es que los que tienen poder para hacer más también se limitan a poner parches. En cuanto a la lástima, se diría que va unida a la culpa. De hecho, la lástima es un medio erróneo aunque muy extendido de acallar la culpa.
Du Poy: Juan Matus habría dicho lo contrario: que la culpa es lástima disfrazada. Pero tanto da.
Ou Bao:Sí, viene a ser lo mismo. Lo que digo es que la sociedad suele empujarte a sentir lástima por los que están mal. De tal forma que si no sientes lástima parece que deberías sentir culpa.
Du Poy: Sí, es una de las muchas cosas a las que la sociedad empuja.
Ou Bao: Sí, es un mal menor, como decías.
Du Poy: Si lo piensas, la sociedad ha cambiado bastante desde tiempos de nuestros abuelos. Ahora solemos pensar que eran otros tiempos y los cambios eran más frecuentes. Pero, ¿quién nos dice que la sociedad no habrá cambiado otro tanto o más en 80 años? Cuando las personas de una generación mueren, con ellas muere una parte del pasado. Y el mundo adulto es entonces tomado por personas de una generación que ha vivido de una manera distinta. A veces más, a veces menos... pero siempre distinta. Eso debería hacer que la sociedad siga cambiando aceleradamente.
Ou Bao: Sí, y parece que el cambio va a ser cada vez más acelerado. Me pregunto hacia dónde aceleramos.
Du Poy: Cambiamos cada vez con más velocidad, de la misma forma que el Universo se expande. Casi se diría que aceleramos hacia algo, sí.
Ou Bao: Me pregunto, por ejemplo (y es de las preguntas más inofensivas), si dentro de 500 años a la gente le parecerán tan absurdas las teorías científicas actuales como a nosotros nos parece absurda la teoría de que la Tierra es plana.
Du Poy: Pues, aunque nos parezca absurdo... es probable que así sea. Hablando de generaciones. Hoy una hombre anciano me ha dicho, en plena charla sobre metafísica y con mucha convicción, que el alma humana es muy antigua.
Ou Bao: Así piensan ciertas religiones. Lo que me pregunto es qué religión sigue ese hombre.
Du Poy: ¿Religión? Ninguna. Simplemente fue una de las reflexiones que me comentó.
Ou Bao: Dices que hablasteis de metafísica. ¿Te refieres a la metafísica de la filosofía o a esa creencia espiritual, tan en boga actualmente, que llaman metafísica?
Du Poy: Me refiero simplemente a todo lo que está más allá de lo físico.
Ou Bao: ¿En qué cambian las cosas si realmente es cierta la preexistencia del alma?
Du Poy: Ser un alma ancestral significa que bien podrías ser tan antiguo como la Tierra. Eso reafirma nuestra conexión con el Universo; también me hace pensar en que un alma así tiene que ser portadora de mucho conocimiento. Como podrás imaginar, no me refiero a conocimiento con palabras necesariamente.
Ou Bao: Yo no creo (al menos en este momento) en la preexistencia del alma, pero sí en la memoria ancestral. Creo que la sabiduría se transmite de alguna manera de generación en generación. El resultado sería el mismo: un gran conocimiento dormido en algún lugar de nuestro ser.
Du Poy: Pues sí. En realidad, la ciencia ya acepta la existencia de la memoria ancestral. En cuando a la preexistencia del alma, la ciencia no ha encontrado explicación. Pero sí se ha acercado bastante. Gracias a la ciencia sabemos que la materia que nos forma es increíblemente antigua. Y ya sabes de dónde viene, según los astrónomos.
Ou Bao: La materia que nos forma es tan antigua como el Universo, parece ser. La cuestión es si solo somos materia. O si solo somos ESA materia.
Du Poy: No somos solo materia, no creo; pero nuestra materia es solo esa.