13/2/12
entrevista a berto
Colaboro en el programa de Buenafuente, incluso le llegué a quitar el puesto cuando se fue de vacaciones. Fundé la compañía El cansancio. Ahora estoy de gira con la obra `Terrat Pack´
XLSemanal. ¿El humor que se practica en Cataluña es diferente al del resto de España?
Berto. No creo que el humor esté dividido por zonas geográficas, sino más bien por familias de cómicos, pero sí es posible que desde aquí se practique un humor más serio o más emparentado con la comedia anglosajona del que se da en otras partes de España.
XL. ¿Y de qué se ríen los catalanes?
B. En Cataluña, nos reímos mucho de nosotros mismos; nos hace gracia hacer referencia a estereotipos como que somos agarrados o muy sosos.
XL. ¿Y qué me dice de esa querencia a la escatología?
B. Es increíble. No entiendo de dónde viene, pero me encanta. Si lo piensas, hay algunas tradiciones catalanas que están muy emparentadas con la caca. En Navidad hacemos el Caga Tió, que es un tronco supuestamente mágico al que le pegas con una vara y te caga regalos.
XL. Sin olvidar el caganet...
B. Por supuesto. Esa es la otra gran aportación catalana a la cultura nacional, poner en el Belén a un señor defecando cerca de donde está naciendo el hijo de Dios. Es decir, en el momento más importante de la historia de la religión, ponemos a un tío cagándose y nos morimos de la risa.
XL. Y luego está el tema del fútbol, que también da mucho juego, ¿no?
B. Sí, pero yo ahí me desmarco porque no tengo ni idea. En el programa de Buenafuente he llegado a hacer chistes sobre fútbol porque me los habían escrito los guionistas y los repito como un loro, pero no sé de qué estoy hablando.
XL. Siempre se dice que los catalanes son muy vanguardistas, ¿también en la comedia?
B. Puede ser. Aunque si te fijas, ahora la vanguardia está en el llamado `humor manchego´, que es el que hace Joaquín Reyes y su equipo, y que está abriendo nuevas vías. Lo que sí que hay en Cataluña es una cultura de la comedia bastante extensa y estamos acostumbrados a tener humoristas de su padre y de su madre que hacen cosas diferentes. Siempre nos ha gustado mucho reír y exportar la diferencia, eso sí.
XL. Dígame un nombre que hayan exportado.
B. Ahora tengo en la cabeza a Eugenio, alguien del que a priori se podría pensar que no iba a funcionar en el resto de España, con ese acentazo catalán que echaba para atrás. Y se convirtió en lo más grande que ha dado el humor.
XL. Una revolución parecida a la que supuso Buenafuente.
B. En el caso de Andreu, la novedad estuvo en que aportó un toque elegante sin renunciar a la astracanada. Buenafuente siempre se ha mirado en el reflejo de los anglosajones, del late night americano. Cuando él empezó, parecía muy novedoso, pero en Estados Unidos llevan haciéndolo desde los años 50.
XL. ¿Costó mucho llevar ese éxito a la televisión nacional?
B. Menos de lo que parece. Cuando Andreu intentó llevar su programa a la televisión nacional, en Cataluña hubo cierto estupor. Lo paraban por la calle y le decían que se iba a estrellar, que nadie iba a entenderlo.
XL. Y ahora las cadenas se lo rifan. ¿Se sienten un poco `solteros de oro´?
B. Es como con las novias, que si estás siempre con la misma no hay otras que se interesen por ti, así que nos estamos dejando querer.
XL. ¿Cómo está el panorama en lo que a guasa se refiere?
B. Pues muy bien, porque este es un país en el que nos gusta mucho reírnos, va en nuestro ADN. En España tenemos 50 humoristas aficionados en cada bar.
XL. ¿Algo que aprender de lo que se hace fuera?
B. Sí, claro. Yo creo que hay un punto autocrítico y de voluntad de exploración que todavía nos falta y que sí tienen los anglosajones, que llevan la comedia muy dentro. El humor es un indicador de cómo está la salud mental de un país.
XL. ¿Y si la cosa está mal?
B. Pues lo típico es que se carguen a los humoristas, como pasa en los gobiernos autoritarios, que no consienten las voces críticas porque se hace mucho daño cuando se dicen las cosas desde el humor. Por eso creo que a los humoristas hay que dejarlos trabajar, aunque hagan un poquito de daño.
XL. ¿Dejan trabajar mejor a sus colegas yanquis?
B. La sociedad entera respeta mucho a los cómicos allí. Los consideran artistas de primera y ellos son muy exigentes consigo mismos, critican su sociedad y su propio trabajo. A mí siempre me ha sorprendido de los yanquis que son los que dicen las mayores barbaridades sobre sí mismos, los que se ponen más en evidencia. Pueden tener un gobierno superconservador y estar invadiendo países, y ellos mismos se dan tortas a través el humor.
XL. ¿Existe algún cómico al que admire especialmente?
B. Entre los genios de la comedia anglosajona, a mí me gusta mucho Ricky Gervais, que está haciendo algo que yo llamo `grisa´, una mezcla de `grima´ y `risa´. Tú lo ves, te sientes mal y te pica todo, pero no lo puedes dejar de escuchar.
XL ¿Su chiste infalible?
B. ¿Qué hace un catalán cuando tiene frío? Se acerca a la estufa. ¿Y cuando tiene mucho, mucho frío? La enciende.
¿DE QUÉ NOS REIMOS EN MI TIERRA?
De nosotros mismos «Desde Joan Capri o Eugenio hasta Rubianes o Buenafuente, los grandes del humor en Cataluña siempre han utilizado la autocrítica».