28/8/11

Qué remedio (alabanza al catre)

Si hay algo que tienen los medios
es que de promedio
solo aparecen en ellos aquellos con medios,
con dones de naipes y cinturones de ases...
Los de atrás y los de en medio, los sin miedo,
qué remedio,
sólo aparecen a veces, para ser objeto de manteo:

qué mejor sustituto, pensarían los cerebros,
de toros y toreros,
que darles el capote a esos los otros,
criatura común, [ergo feos]

¿manso e ingenuo venado?
¿porque con su sudor se cimenta
tu parafernalia?

Azar y morbo, moda y sangre,
dobles parejas, póker de hambre,
de los jirones del pijama de un niño muerto
veo que cuelga un caramelo.

Es una clandestina infamia que se gesta
en esta "honorable" patria de patriarcas
y corrompe con denuedo
su patrimonio carnal y cultural.

¿Esto qué es?
Ni vida, ni pueblo, ni juego,
es el eterno retorno de lo insustancial
criado bajo el ala clueca
de los más acérrimos acólitos
de la confusión,
los omnipresentes medios.

La cama, ¿qué tiene que ver en esto la cama?
A la espera de desarrollar un músculo
que nos ayude a plegar las orejas
en la ocasión que lo requiera,
ésta, trono sagrado de nuestro templo,
capullito fresco de verano,
sauna y refugio de invierno,
se convierte pues
en la antecámara sagrada de lo banal,
el confortable preludio
de tu día normal,
el ronroneo suave de un frigrífico
que vela por nosotros en la noche,
el toque maestro e hipnotizador
del reloj del salón,
que vela por nosotros en la noche,
la caricia de una suavizante sábana...

hasta que empuñas la puerta
que te separa del mundo.

Tras ese umbral con forma
de anillo musculado,
observo desconfiado,
desde el seno de la vagina,
o en el fondo de un cavernoso botijo,
a los fieros cuchilleros
dispuestos a coercer
mi albedrío
con sublimes trucos
que escapan a la mente
de mi yo urbanita y despistado.

Según el día a veces
la consciencia varía,
pero este cuerpo mío
yo lo noto que es lo mismo,
el que hace unas horas recorría,
en el profundo silencio de un sueño,
los interminables y oscuros entramados
de un éxtasis, jugando a atravesar
de puntillas la frontera de la inexistencia.
Y ni sabiéndolo corroborar podría
que cada año me levanto
con 365 hígados nuevos
bajo el lomo.

Las noticias más importantes
vienen de más lejos pues,
del mismo cosmos, por ejemplo,
y de esas se entera todo el mundo.
Pero eso sí, mejor si de paso
degollamos todo cable que mame,
interfiriendo,
de la siempre disponible
pero prestada fuente...

a débito de las generaciones.