21/8/11

Ratoncillo, no huyas
que te estoy hablando,
jamaicano y argelino,
extremeño y tibetano,
métete la vida
por donde ronda el ano,
escupe por la boca muchos días,
que no sirvieron para más
que para darte alergía,
que tus orejas difundan las sonrisas:
que tu mente, hoy por hoy seca,
alimente las llanuras,
y se hagan los charcos laguna.
Que las vias del tren,
del tren aquél de tus neuronas,
se confundan con corrientes
de hormigas luchadoras,
que la súplica de los grillos tempraneros
acosen a las cigarras nocturnas
y así salga un mediodia
nublado de melones
y nublado de sandías.



Sendra