Esta misma mañana,
y de hecho dentro de un rato,
una parte de futuro me juego
en una prueba.
Es cierto que parece
que el caos nos rodea,
Y es cierto que parece
por los signos que así sea.
Pero intento leer los signos
que me cuentan la verdad
y sólo veo mundos internos
que en el mío hoy no entran.
Hay jóvenes entrando
en la empresa de rutina,
hay personas aquí sentadas
que se dejan la retina
pensando lo mismo que yo:
esperando una llamada.
Sé que nada tengo ahora
y sé que puedo hacerlo todo
y en un rato, y a mi modo,
daré lo que demandan.
Hoy he vuelto al mismo lugar,
esta vez ya no estoy tan afuera,
y en un soplo en la mañana
auguro el futuro que quiera.
Una firma, cabezas que asienten,
y el futuro deviene en ahora;
y así espero por siempre
que la esperanza no se vaya.
Hay edificios que se alzan
de ventanales luminosos:
por ellos veo lo de afuera.
Y tanto me fascina el mundo
que a veces marea la distancia,
mi alma se encoge y se ensancha
cayendo hacia el horizonte.
Y ahora, aquí, tras mi correría,
he llegado donde otros;
ya sólo me ocupa la obra maestra
de mi papel de amable lobo.