Criaturas de la noche que crecéis en mi alcoba:
sed lo que el vuestro meollo os mande,
no ignoréis los vuestros mandatos viscerales,
sed siempre sed de miedo y de sangre,
no dejéis al alba caer en todavía ;
pues deciros debo que os temo menos
que a los demonios danzantes del día,
que a la ignorancia insolente y sonante
de transeúntes de vida inconsciente.
¡Sonad, pasos lentos y malditos,
arrastrándose tras mi puerta!
¡Crujid, paredes y vidrieras,
en aquesta tormenta que no mengua!
Morad aviesos tras mis cuatro paredes
mientras mi gran carcajada perpetua
se expande por aire y por tierra
sonora e irreverente,
que igual que (a) vosotros acecha.
Hermano búho, amigo grillo,
callad al gallo y al ave,
que sus horas ya son suficientes.