- Es una persona que habla poco, y mucho menos de sí mismo. Me parece que siempre está en las nubes.
- No te aventures. Nunca se conoce bien a nadie, entre otras cosas porque no hay nada que conocer, y lo que creemos que es interesante en una persona no es más que su superficie ¿Cuánto tardaste en descubrir algo tan simple como que nada es mejor que algo, que nada anda por debajo de nada? Puede que se trate de un caso de traslado.
- ¿traslado?
- Exacto. La obsesión por sí mismo le debía aburrir, así que la trasladó a otro terreno. Por la boca esputamos nuestras obsesiones. Por las palabras y por las costumbres que desencadenan el movimiento de nuestra garganta y lengua, te diré dónde reside la obsesión.
- Así pues, ¿cuál sería mi obsesión, ya que me has oído hablar cientos de veces?
- La verdad es la musa que más veces te traiciona a lo largo del día, pero no posees el don del palique. Has comprobado demasiadas veces lo bien avenido que resulta el matrimonio entre conocimiento y vanidad.