22/5/11

el gran dragón II

La intuición y la acción deben surgir al mismo tiempo. No puede haber pensamiento en la práctica del Budo. No hay ni un solo segundo para pensar. Cuando se actúa, la intención y la acción deben ser simultáneas. Si se dice: “El monstruo esta ahí, ¿cómo matarlo?”, si se duda, solo el cerebro frontal entra en acción. Así pues, cerebro frontal, thálamus (cerebro profundo) y acción deben coincidir, en el mismo instante, idéntico. De la misma manera que el reflejo de la luna no permanece sobre el curso del agua, mientras que la luna brilla y no se mueve. Esta es la conciencia hishiryo.
     
Cuando durante zazen digo “no moverse, no moverse”, esto significa de hecho no permanecer sobre un pensamiento, dejar pasar los pensamientos. Permanecer en perfecta estabilidad significa en realidad no permanecer. No moverse significa en realidad moverse, no dormir. Esto es como una peonza que gira: se la puede considerar inmóvil, pero se encuentra en plena acción. Solamente puede verse su movimiento cuando parte al comienzo y cuando se detiene al final. De esta manera, la tranquilidad en el movimiento es el secreto del kendo, la Vía de la espada. Y también el secreto del Budo y del Zen, que tienen el mismo sabor.

Deshimaru Taisen, "Zen y artes marciales"