16/12/10
pasión
¿No será cierto que, en determinados tipos de personas se da lo que vendría a ser la pasión escatológica? En lo que se refiere a los hombres, la pasión sexual se vuelve, si cabe, más fogosa cuando entra en escena un factor corporal ligado a nuestras necesidades más comunes y ordinarias, el líquido, la excreción y sus olores correspondientes, pues son aquellos elementos con los que más nos identificamos precisamente, los que conectan con nuestra génesis. De ahí que sea verdadera asimismo la afirmación que clama: "cuanto más decoro y escrúpulo, cuanto más artificio y fragancia, más alejado me siento de tu esencia femenina". Ya que tanto se habla del eterno desencuentro e incomprensión entre los representantes de ambos sexos, ¿no debería ser la paridad de nuestras necesidades más básicas, las más primordiales y viscerales, un buen punto de fuga para el encuentro sexual? Las mujeres sienten algo más cercano a esta propuesta pero, curiosamente, también es más acentuado ese refinamiento aristocrático suyo con el que pulen y asean este instinto que algunas deben sentir como repugnante.