29/11/10

la sombra

Es de noche en el cementerio. Muy cerca se oye el mar estrellándose contra el dique.
Una sombra se desliza sigilosa por el caminito de las tumbas. En una mano sostiene una piedra y en la otra una botella ahogada por el cuello. Se detiene frente a un nicho apenas en pie, oscilando, sonteniendo la mirada a su hermana mayor.
Poco a poco toma impulso y lanza la piedra contra una forma de ángel desmembrado y lleva sus labios con rabia a la botella vacía, la estrangula. Masculla dando tumbos alguna maldición por su existencia. De pronto, se escucha un movimiento, el golpe de la piedra desmenuzada ¡hace bailar al ángel!. Se ha abierto un pasadizo que atraviesa el panteón. Dentro hay luz, una nube de aire rancio consigue escapar a la inmensidad de la madrugada.
La sombra se acerca al umbral, aguza el oído... por el corredor avanza un eco que clama, "¡entra ya shikillo, que hase frío!" La sombra osculta la placa: "cenotafio al ciudadano de a pie".

28/11/10

La gallina, de Raúl Núñez

El hombre había alquilado una pequeña habitación a una señora viuda que vivía sola. Llevaba una vida solitaria y algo triste, ya que no tenía muchos amigos y solía salir poco a la calle. Vivía del seguro de desempleo.
Algunas noches se quedaba hablando con Doña Pilar o viendo un rato la televisión.
-Tendría que salir más, Remigio –le decía ella.
Una mañana despertaron a Remigio unos extraños sonidos que no pudo identificar. Parecían provenir de la habitación de Doña Pilar y no se repetían cada día sino que lo hacían cada semana o dos.
-Doña Pilar –le dijo acuciado por la curiosidad- ¿Usted no oye unos ruidos raros por la mañana?
La mujer le miró sorprendida.
-¿Yo?
.A veces me parece que son ideas mías, pero en otras estoy casi seguro de oírlos.
-Vaya usted a saber –dijo la mujer sin hacerle mucho caso.
A medida que pasaban los días Remigio estaba más atento a los ruidos. Por lo general podían oírse al amanecer y la luz que entraba por la ventana los hacía más irreales.
Remigio comenzó a padecer de insomnio. Pasaba la noche fumando en la cama y tratando de encontrar una respuesta a sus dudas. Cuando llegaba el alba le encontraba inmerso en una ansiedad de la que no conseguía librarse.
Llegó a la conclusión de que los ruidos provenían de la habitación de Doña Pilar.
Desde entonces comenzó a hacer planes para saber de qué iba todo aquello y decidió espiar por el ojo de la cerradura de la viuda.
De todos modos, no le iba a resultar fácil. No quería ni pensar que Doña Pilar le sorprendiese.
Pero se prometió que la próxima vez que oyera los ruidos, lo haría. Estuvo practicando para no hacer ruido por la puerta y se compró las pantuflas más silenciosas.
Con gran sigilo, Remigio salió al pasillo, intentando hacer el menor ruido posible y miró por la cerradura.
Doña Pilar emitía un leve cloqueo, sentada en su cama, mientras que iba poniendo un huevo tras otro.
 Raúl Núñez, escritor (1946-1996)
texto extraído de http://aquisepuedefumar.blogspot.com/

carta a un maestro zen / respuesta

gassho

por asomaros por la ventana virtual al mundo para seguir descubriéndonos pautas del camino. Aprovecho para proponer algunos para las charlas. Anticipo que no sé cómo enfocar estas ideas, intentaré expresarme lo mejor que pueda:

- la práctica en la gran ciudad: la dificultad de encontrar un lugar adecuado para la práctica; sobre la percepción del juicio de los demás y la dureza (hostilidad, agresividad) de las miradas. La mirada y el prejuicio y el dominio. El no hacer puede ser tomado por los demás como una concesión para dominarnos.

- la interdependencia de los seres: las jirafas y los pájaros que se alimentan de los piojos de éstas y les arrancan cabellos para hacer sus nidos; el pez y el camarón ciego que comparten la misma madriguera en un coral (el camarón adecenta y decora la madriguera, el pez a su vez guía al camarón en sus salidas y si se pierde le ayuda a regresar mediante el contacto); los pingüinos de la antártida que hacen piña para combatir el frío y se van turnando para no estar siempre en el lado exterior; los perritos de la pradera y su complejo lenguaje de alerta, los elefantes y sus sensores para encontrar agua, las mariposas y el lenguaje de sus alas, el orangután que observa al ser humano y aprende sus métodos, la araña que cubre su tela con arena para engañar a la hormiga, el cangrejo ermitaño que se cubre con anémonas para espantar al pulpo, el complejísimo sistema de refrigeración de las termitas, la "peluquería del mar", lugar donde "trabajan" pequeños peces al que acuden otros peces grandes a desparasitarse (¡y hay cola de espera!) etc...

en definitiva, el ser, la forma y el ambiente no son diferenciables.

(y todo esto a través de la televisión)

cómo explicaría el dharma el lugar del ser humano en este entramado? Nosotros, seres sin depredadores, que hemos aniquilado casi sin dejar rastro y ahora toca arrastrar karma: "hay que salvar a los delfines" - decía alguien por televisión- "porque son seres que nos inspiran simpatía", seguimos sin comprender nada, ¿no es cierto? Qué lugar nos corresponde, me corresponde... esa pregunta que sólo un descarriado puede hacerse... qué sensación más rara el verse desligado.

- los domingos de la 2 pueden ser una gran aventura. un documental sobre el himalaya y sus pueblos. Es cierto, hay muchos budismos distintos que se caracterizan por rodearse de muchas imágenes y símbolos, celebraciones y mitos... ¿supersticiones? las mismas que dan fuerza a ese pueblo de cuyo nombre no me acuerdo, ese pueblo que dos veces al año se conjura a su dios de la naturaleza y arriesga su vida descendiendo por un acantilado y enfrentándose a un enjambre colosal de abejas hostiles para recoger su preciada miel. Puede que la superstición siga siendo necesaria allá donde el peligro aún es más latente.

- habla el dharma de algún enemigo? hay algún enemigo que vencer o es sólo el reflejo del ego en el mundo exterior? Muchas veces parece todo ponerse en contra (¿otra percepción egótica?) ¿será buena señal?

gassho



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Gassho, agradezco el esfuerzo por lograr que te entienda el lenguaje.
Nada tiene significado. La trampa del Ego son las ideas.
La salida es la Práctica de Tu Propia Naturaleza.
La Budeidad es el conjunto de la Naturaleza de todos los seres y ella te orientará si Practicas. Gassho, Daido.

27/11/10

Venancio el venerado

veinte vasos de vino bebió Venancio
y marchó a casa bailando sin voz.

Al día siguiente volvió y el doble bebió,
!dobles de veras veía las botellas!
y marchó bailando Ws.

Y al día siguiente volvía,
y ávido bebía
rebosante y vil whisky.

aquel día ni a casa llegaría.

Un viernes le vi,
de nuevo veinte se virtió,
veinte buches de vino al vientre,
qué digo,
veintinueve vasos de vino barato
y ebrio tambaleábase en vano,
aunque aquel día llovía de veras
mas él volvía cantando:

"viente vino he bebío,
viente veses renacío,
con algo másar día
ya me bastaría,

más de noventa al alba
otro viente ar mediodía,
pue yo no respiro aire,
sino vinooo"

La dentadura (I)

La noche del 31 de noviembre de 1988, una noche amable según los partes de la época, el anciano Berndt Groesch, honorable ciudadano de Praga, salía de su casa bien abrigado con piel de camello. En el bolsillo del chaquetón, junto a algunos puros artesanos, guardaba con celo un paquetito embalado con algo de comida. Atravesó un barrio adyacente, de farolas viejas y y cristales rotos, y tras tomar una larga calle recta llegó al parque Blummenkopf. Su idea, como la de todas las noches de domingo, era disfrutar de la compañía de un manso gato blanco del que se había hecho amigo, sobre todo por la sabrosa selección de sobras de pescado con que solía obsequiarle. El primer día que lo vio, paseaba su blancura entre los matorrales floridos. Berndt se dirigía a casa con el periódico bajo el brazo, como cualquier otro día, pero se detuvo en seco sin darse cuenta.  "Un gato bien hermoso y dócil, sí señor"; pero días más tarde, acomodándose en su sillón, desde el que podía contemplar una callejuela empedrada donde solían charlar algunos empleados del supermercado durante su descanso, pensó que aquel gato guardaba un rasgo de naturaleza extraña, pero no acertaba a dar con el motivo exacto. Pensó que aquella noche iría de nuevo al parque y lo averiguaría.